Francia cuelga el cartel de “se vende” a dos megabuques tipo LHD

El ministro Montoro infundió grandes esperanzas en el naval ferrolano cuando en febrero de 2014 anunció que el Gobierno financiaría la construcción en Navantia de un buque militar “en almacén”. Las quinielas se decantaron por un LHD similar al “Juan Carlos I” o un BAC como el “Cantabria”, dos barcos con demanda en el mercado y que no sería difícil vender cuando la construcción estuviera en marcha o incluso acabada. Las expectativas se desinflaron poco después, al quedarse aquel encargo en dos Buques de Acción Marítima (BAM) para la Armada Española que aportan solo 1,1 millones de horas de trabajo a los astilleros de Ferrol y Cádiz –un LHD sería equivalente a casi siete BAM–.
Aquel escenario, que el Gobierno español finalmente no afrontó pese al efecto positivo que hubiera tenido sobre el empleo, es el que afronta ahora Francia. Sarkozy le ganó en 2010 la partida a España cerrando un contrato con Rusia para la fabricación de dos buques Mistral. Navantia concurría a aquel concurso con su modelo LHD “Juan Carlos I”, que ofrecía mayores capacidades y menor coste, pero la implicación directa del presidente galo fue determinante. Francia se hizo con un contrato por valor de 1.200 millones de euros para la fabricación de dos navíos multipropósito que deberían haberse entregado a Rusia en 2014 y 2015. Sin embargo, la crisis de Ucrania se cruzó en la sustanciosa operación comercial y Francia ha terminado por ceder a las presiones de la OTAN, devolver el dinero a Rusia y colgar a sus dos buques Mistral el cartel de “se vende”.
Y la misión no le parece complicada al actual gobierno francés. El presidente François Hollande acaba de asegurar que no habrá “ninguna dificultad” en encontrar compradores y que, de hecho, hay demanda de muchos países. La operación tiene la particularidad de que los navíos fueron construidos para Rusia y que por tanto cuentan con características útiles para aquella Marina pero no con las especificaciones requeridas por otras. Así, la prensa apunta a que la operación saldrá cara a París porque tiene que devolver el dinero a Rusia e invertir para adaptar los navíos a las demandas del mercado. 
El mercado de buques de guerra de segunda mano, al igual que de otros materiales militares, está a la orden del día. En la flota española han servido buques como el “Dédalo” o el “Pizarro” que antes enarbolaron la bandera de Estados Unidos y hace poco la Armada buscaba, aunque sin éxito, comprador para el portaaviones “Príncipe de Asturias”. Francia afronta ahora una operación complicada, por sus condicionantes particulares, aunque si se resuelve sin dificultades, como anuncia su presidente, podrían extraerse conclusiones de interés para quienes no han perdido la esperanza de que los astilleros de Ferrol vuelvan a construir un megabuque, sea para la Armada Española o sea para sacarlo a la venta.