Catorce años en un viaje contra las minas antipersonas

Catorce años en un viaje contra  las minas antipersonas
Joel Buton, ayer a su llegada a la ciudad naval, en su periplo de carácter mundial luis polo

Desde mayo de 1999 el activista francés Joel Buton recorre Europa siguiendo la senda de la fallecida Lady Di en su lucha contra las minas antipersonas.
Ayer llegó a Ferrol tirando de su carro de más de 200 kilos de peso, en el que porta cartelería reivindicativa de su campaña pacifista contra la fabricación y uso de este tipo de minas. Ropa, comida, cartas, cuadernos en los que recaba apoyos y firmas, documentos certificativos de su paso por los distintos Ayuntamientos –incluido el firmado ayer en la secretaría general del Concello a primera hora de la mañana– y un sinfín de objetos completan su maleta de viaje.
Reino Unido, Irlanda, Grecia, Italia, Austria, Luxemburgo, Yugoslavia, Portugal, Italia, Escocia o los países del este son algunos ejemplos de este itinerario continuo que llevó a Joel Buton a conseguir ser recibido por mandatarios  como Toni Blair, Donald Tusk o Andreas Papandreu, a los que hizo llegar su mensaje de la importancia de que todos colaboren en la eliminación de las minas antipersonas. Así, como explica a quien quiera oír su historia en Ferrol, “una mina cuesta dos euros, colocarla otros diez, mientras que desactivarla llega a los 700 euros, por lo que en países como Camboya o Angola no pueden hacerlo, aun cuando cada mina causa unas 25.000 muertes al año, o lo que es lo mismo, una cada veinte minutos”.
Los 50.000 kilómetros de este seguidor de la labor de la princesa de Gales no acaban aquí, quiere llegar a Estados Unidos, hasta Barack Obama, que como premio Nobel de la Paz debe conseguir, explica, “que los poderosos luchen firmemente para erradicar esta lacra que afecta especialmente a los países más pobres”. Por eso, después de España volverá a Francia –él es natural de Nantes– para cruzar posteriormente el Atlántico rumbo a Estados Unidos.
Pese a que puede parecer un indigente y a que su idioma es el francés, Buton reconoce que habitualmente se lo trata muy bien en su periplo mundial. No reclama más que comprensión y apoyo a su causa y la ayuda económica se limita a lo que necesita para su día a día. Solo un municipio de toda Europa se portó mal con el francés errante, Chipiona, que le obligaba a pagar por el justificante de haber pasado por esa zona. Ferrol, sin embargo, afirma este activista, ha sido “acogedora”. Su lema “Andando por los que no pueden andar” ha sido traducido ya a todos los idiomas de los países por los que hasta ahora ha pasado este pacifista, en un itinerario iniciado ya el siglo pasado.

Catorce años en un viaje contra las minas antipersonas

Te puede interesar