El Racing sigue firme en su camino hacia la clasificación para la fase de ascenso a Segunda. Ayer, contra el Burgos, sufrió por momentos –como a buen seguro lo va a hacer hasta el final de la liga regular–, pero la pegada que tiene ante la meta rival fue la que le permitió desatascar un compromiso que empezaba a tener una pinta no demasiado buena. Por eso sigue entre los cuatro primeras posiciones y hoy verá si mantiene dos puntos de distancia con la quinta plaza o si, por el contrario, su distancia es mayor.
Que en las últimas jornadas las concesiones son mínimas lo comprobó el Racing en los primeros minutos. En ellos se topó a un Burgos que, al margen de dejar en el banquillo a algunos de sus jugadores de más renombre –Carralero, Cristian o Gabri fueron suplentes–, se empleó con un ímpetu que seguramente le haría estar más arriba en la tabla clasificatoria de ser lo habitual. Al principio, esta actitud del contrario le complicó las cosas al cuadro verde, que no fuez capaz de aproximarse a la meta contraria más que a través de las internadas –y los centros– de Nano por la banda izquierda del ataque.
Con el paso de los minutos, sin embargo, el equipo ferrolano se empezó a sentir más cómodo, a encontrar los huecos a través de los cuales poner en peligro al Burgos, a activar a sus jugadores ofensivos más talentosos... Por eso, el Racing disfrutó de sus mejores minutos del partido en el ecuador de este primer acto y hasta dispuso de un par de ocasiones para adelantarse en el marcador con un remate de Marcos Álvarez y un centro-chut del propio jugador ortegano que no encontró rematador que mandase la pelota al fondo de la meta.
El caso es que al cuadro verde le faltaba el gol y este llegó, precisamente, en sus peores minutos, en los que el hasta entonces inofensivo Burgos comenzó a mostrar sus poderes, sobre todo con un remate de Álex Cruz que el meta Mackay despejó a córner. Fue el preludio del gol que puso por delante al equipo ferrolano, cuando Nano remató al fondo de las mallas un saque de esquina que había botado Pablo Rey.
REACCIÓN
Pero la alegría no le duró demasiado al equipo ferrolano, porque en los primeros minutos de la segunda parte el Burgos recuperó el ímpetu con el que había empezado el partido y empezó a rondar de una manera bastante peligrosa la portería racinguista. El empuje visitante, de hecho, descontroló a un rival que a veces se vio a merced de su adversario hasta que, a través de un golpe franco ejecutado de manera magistral por Álex Cruz, empató.
En esta situación, el Racing se vio obigado a arriesgar en busca de la victoria que necesitaba si quería seguir en los puestos de promoción. Manolo García ayudó también dando entrada a Dalmau y el equipo ferrolano asumió el control, encontrando cada vez más presencia en el área rival. Así, hasta que una de sus llegadas se acabó resolviendo en el tanto del delantero mallorquín, al marcar ante la salida del meta una doble pared con Joselu.
El tanto tranquilizó definitivamente al cuadro verde y obligó al Burgos a jugar de una manera precipitada. Y, en esta situación, al cuadro verde solo le hizo falta tener un poco de tranquilidad para acabar consiguiendo el tercer tanto –Marcos Álvarez resolvió el mano a mano en el que se quedó gracias al pase de Joselu– y la victoria que le permite seguir su camino hacia la promoción.