Cedeira fue un año más testigo del compromiso entre una treintena de parejas que, con la celebración del Lugnasad, optaron por sellar su unión bajo las costumbres castrexas. Los participantes, procedentes en esta edición de lugares tan distantes como Perú, Barcelona, Madrid, Jaén o Algeciras, además de los llegados de diferentes puntos de Galicia y de la comarca, fueron presentados oficialmente en un desfile que tuvo lugar por la mañana en la plaza Roxa.
Por la tarde, las celebraciones continuaron con juegos populares para los más pequeños y adultos que culminaron en torno a las siete de la tarde con la preceptiva entrega de premios. Ya entrada la noche se celebraron las bodas celtas con los correspondientes banquetes que sellaron el compromiso de los participantes durante el próximo invierno. Así la tradición indica que la vigencia de la unión es de un año, aunque como recuerdan, tampoco existe fecha de prescripción. l