“Me siento muy orgullosa del resultado de la obra realizada en el monasterio de Caaveiro”

“Me siento muy orgullosa del resultado de la obra realizada en el monasterio de Caaveiro”
Inaguracion Monasterio de Caaveiro

Isabel Aguirre de Urcola es arquitecta y directora de la Escuela Gallega de Paisaje de la Fundación Juana de Vega y el alma mater de la rehabilitación financiada por la Diputación de A Coruña para poner en valor el conjunto monacal de San Juan de Caaveiro.  Aguirre de Urcola, junto a Celestino García Braña, también arquitecto, acaba de recibir el Premio Europeo de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico en la categoría de espacios exteriores, un certamen organizado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña y la Agrupación de Arquitectos para la Defensa y la Intervención en el Patrimonio  Arquitectónico, en colaboración de la Generalitat.

En el año 1997 consiguió el premio Nacional de Arquitectura “Manuel de la Dehesa” por el parque Bonaval de Santiago y hace unos días acaba de recibir el premio Europeo de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico por el trabajo realizado en San Juan de Caaveiro ¿Qué sello característico de Isabel Aguirre puede encontrar el visitante tanto en uno como en otro?
Realmente no lo sé, quizás el visitante sí que pueda. Lo que sí que sé es que tanto una obra como la otra las enfrenté de un modo que siempre procuro hacer, con un enorme respeto por  las huellas de lo que otros tiempos  habían dejado, y trabajando con la naturaleza para intentar evidenciar su belleza.   
 
Me consta que han sido muchas las horas que ha invertido en la rehabilitación de Caaveiro ¿Eso la convierte en su niña bonita?
Mientras duraron los trabajos lo tenía siempre presente, era muy importante para mí y me siento orgullosa del resultado, es un precioso recuerdo pero siempre hay que pasar página.
 
¿Qué le sedujo del lugar?
El bosque, el silencio del bosque con el sonar del río y la magia que emana por todas partes.
 
-¿Qué buscaba en la interpretación del monasterio?
Que se pusiese en valor sin que perdiese ese carácter misterioso que guarda su historia y que la naturaleza había estado envolviendo, ocultando y como protegiendo.
 
¿Queda algo pendiente que le gustaría haber hecho y que ha quedado sin realizar?
Pues sí, la verdad, habíamos planteado un recorrido alrededor de la roca que soporta los muros de las edificaciones, que tuvimos que consolidar, y que permitiría entender  lo arriesgado de su construcción con una visión muy particular del conjunto.   
 
El jurado del premio europeo reconoce en la obra de Caaveiro la recuperación de la identidad del lugar ¿En eso ha estado la dificultad de la obra?
En eso y en muchas más cosas. Era un compromiso muy fuerte  integrar esa recuperación con los trabajos técnicos que requería.
 
También se destaca el respeto por el entorno ¿Eso es el paisajismo?
Es la base del paisajismo. No podemos imponernos al paisaje, no debemos imponernos a la naturaleza y aún cuando no tengamos más remedio que hacerlo, hacerlo con respeto. El mandato divino de “creced, multiplicaos y dominad la Tierra” creo que está mal traducido, debería ser “creced, multiplicaos y cuidad la Tierra”.
 
El arquitecto Celestino García Braña también participó en el proyecto ¿En qué aspecto del mismo dejó su seña de identidad?
La verdad es que en temas de arquitectura coincidimos en lo fundamental y que hablábamos horas del tema madurando mucho cualquier decisión aunque   fuese solamente  mover una piedra. Disfrutamos y nos preocupamos  mucho  y creo que eso es lo que se nota en el resultado. Por otro lado era imposible no disfrutar estando en Caaveiro. No intentamos dejar ninguna huella personal y creo que eso fue un acierto por parte de los dos.

“Me siento muy orgullosa del resultado de la obra realizada en el monasterio de Caaveiro”

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