El 28% de los españoles fuma, dos puntos porcentuales por encima de la media europea y porcentaje que los sitúa entre los más fumadores en la Unión Europea, según publicó el Eurobarómetro con motivo Día Mundial contra el Tabaco, que se celebra hoy. El porcentaje de españoles que fuma cayó un punto desde 2014.
Encabezan la lista los griegos (37%), búlgaros y franceses (36% cada uno) y croatas (35%), según los datos de la encuesta, que pone de relieve el mayor consumo de tabaco persistente entre los países del sur de Europa.
También fuman más que los españoles los ciudadanos de otros países europeos como Letonia (32%), Polonia (30%), República Checa y Lituania (29% en cada caso), mientras que los chipriotas, austríacos, rumanos y eslovenos fuman igual que los españoles (28%).
Para luchar contra las enfermedades que provoca este hábito, la mayoría de expertos internacionales recomiendan someterse a rehabilitación respiratoria, un programa de intervención multidisciplinar que permite mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por algún problema respiratorio derivado del consumo de tabaco, como la EPOC, bronquitis crónica, enfisema pulmonar, etc… “Es un complemento al tratamiento farmacológico que empieza, como primer esfuerzo y como condición sine qua non, por el abandono del hábito tabáquico”, según explicó el doctor Fernando Molina y la doctora Lara Fontán, ambos neumólogos del Policlínico HM Matogrande, un centro sanitario que cuenta con una Unidad de Rehabilitación Respiratoria.
Se trata de programa multidisciplinar que tiene como objetivo mejorar la tolerancia del paciente al esfuerzo físico para intentar recuperar una vida normal e independiente, en la medida de lo posible. “Si la pregunta es ¿puedo volver a tener el pulmón como si nunca hubiese fumado?, la respuesta es no. Pero sí se puede mejorar la calidad de vida y reducir la fatiga y otros efectos adversos”, señaló Fontán.
Para ello, se combinan distintos programas con diferentes vertientes: la deshabituación tabáquica, que es el primer esfuerzo exigido al paciente que aborda una rehabilitación respiratoria antes de avanzare en la rehabilitación física; la educación, para informarle sobre su enfermedad y tratamiento; la nutrición, aconsejándoles sobre cuáles son los hábitos nutricionales más adecuados y cómo deben modificar sus hábitos de vida en ese sentido; fisioterapia respiratoria, guiada por un fisioterapeuta; y ejercicio físico, que es la parte que más peso tiene en el programa de rehabilitación y pretende recuperar la resistencia y la potencia de estos pacientes, desde el punto de vista muscular y cardiovascular. El tratamiento suele durar 8 semanas como mínimo.