Ricardo, uno de los pocos coruñeses residentes en A Grela, abandonó ayer su vivienda donde ha residido durante diez años tras entregar las llaves en el juzgado. Este técnico en instalaciones energéticas de 56 años sabía que este momento llegaría desde que hace dos semanas, se presentaron los funcionarios judiciales para anunciarle que había sido desahuciado sin que él tuviera noticia. Afortunadamente, ha podido realojarse en una pensión, y ha obtenido de la Concejalía de Servicios Sociales la promesa de que le ayudarán a encontrar un nuevo alojamiento.
“Sabía que debía irme, porque debo varios meses de alquiler”, confiesa. Con todo, señala que la deuda es mucho menor que la que alega su casero (7.000 euros) porque fue él quien convirtió esas oficinas de la calle de Gütemberg en una casa, realizó varias reparaciones a las naves industriales de su casero y le pagó en efectivo en varias ocasiones. Pero aun así, después de un año y medio en paro, y sin más medios que la Risga para sostenerse, no podía permanecer en ese piso.
Pero Ricardo recibió otro golpe cuando acudió a los Servicios Sociales y no recibió ayuda. Algo parecido ocurrió cuando se dirigió uno por uno, a todos los partidos con representación municipal, explicándoles en un escrito cuál era su situación. Ninguno le fue de utilidad y solo en la Xunta le hablaron de un programa de ayudas para el alquiler.
reunión sorpresa
Pero el jueves, después de que su caso se diera a conocer en este periódico, acudió otra vez a Serviciso Sociales y le pidieron que esperara. Apareció la concejala de Xustiza Social, Silvia Cameán, con la que mantuvo una entrevista muy larga que duró dos horas. Al final, obtuvo de la edil el compromiso de que le ayudarían a reinstalarse.
La primera medida fue instalar a la perra de catorce años de Ricardo en la perrera municipal. Él había estado buscando un alojamiento por toda la ciudad donde admitieran animales, sin resultado, y no quiere abandonarla porque, después de tanto tiempo, están muy unidos. “Les dije que no era para que la dieran en adopción, que la cuidaran bien y que volvería por ella en unos días”, advirtió.
Y cuando acceda a la ayudas para alquiler autonómicas, el Gobierno local le facilitará encontrarse ese piso. Ricardo, que había votado a la Marea, y había asegurado que se arrepentía, reconoce ahora que “por lo menos, han dado la cara”.