“Haber estado aquí estos cuatro años es un premio”

“Haber estado aquí estos cuatro años es un premio”
Entrevista a Antonio Jover en el archivo naval de Capitanía

El ya exdirector del Archivo Naval de Ferrol, Antonio Jover Pons, considera un premio su destino previo a la jubilación. “Me ha gustado estar aquí estos últimos cuatro años”, asegura. El teniente coronel en la reserva José Andrés Díaz Barros es desde ayer su sustituto.

En este tiempo ha vivido cambios importantes, como el traslado al Palacio de Capitanía General...
Sí, inicialmente los fondos estaban en lo que eran los servicios de Auditoría –hoy la residencia “Galatea”, en la calle María– y cuando a mediados de la década pasada se decidió la reorganización de algunos espacios, el Archivo se trasladó, con ciertas prisas, al taller de Torpedos de la estación naval de A Graña. Los desplazamientos de los archivos cuando se hacen de esta manera acaban repercutiendo en el personal que los gestiona, que en este caso dedicó mucho tiempo y esfuerzo a la tarea de ponerlo otra vez al día y a disposición de los usuarios. En principio, el espacio en A Graña que acogió los fondos se acondicionó para ello, pero hay que recordar que este en un archivo intermedio, es decir, temporal, lo que significa que todos estos fondos deberán ser trasladados antes o después al Archivo General de la Armada. Aquí debería estar un tiempo limitado. Todos los papeles que se generan en este archivo lo están por un tiempo limitado.

¿El destino es el Viso del Marqués?
El Viso del Marqués (Ciudad Real) está saturado y la previsión del Ministerio de Defensa es crear un archivo de la Armada en las cercanías de Madrid, pero todavía está en fase de proyecto. Mientras tanto, todo esto hay que mantenerlo y custodiarlo el tiempo que haga falta.

¿Qué cantidad de documentos hay en depósito?
Son del orden de 8,5 kilómetros lineales en el Archivo. En el edificio de Capitanía General hay como mucho un kilómetro porque no hay espacio para albergar más. La idea era trasladar aquí todo el fondo documental, pero vivimos en el imperio de la economía...

¿Hay más afluencia de gente ahora, desde que la sala de consultas está en Capitanía?
Básicamente, los investigadores son los mismos, personas que lo hacen por encargo o porque se dedican a investigar como aficionados o para realizar algún trabajo. Cuando trasladamos parte del Archivo a Capitanía estábamos en el orden de las 130 consultas y ahora mantenemos esa cifra. El interés es el mismo.

¿Qué tipo de documentos se consultan?
Las certificaciones para la vida laboral son las demandas más frecuentes porque el tiempo de servicio militar obligatorio computa como cotización a la Seguridad Social. Y después están las consultas a las causas militares desde finales del s. XIX y los años 20 y 30 del XX.

¿Qué deberes le dejará a su sucesor? ¿Algún objetivo?
Los objetivos están condicionados a la economía y a lo que digan otros ministerios, como el de Educación y Cultura, porque lógicamente nosotros tenemos que seguir los mismos protocolos y procedimientos que establece la Dirección General de Patrimonio para homogeneizar criterios con los Archivos civiles.

¿Qué destacaría de su paso por el Archivo?
Para un militar como yo es un premio, el último destino antes de empezar una nueva vida.

“Haber estado aquí estos cuatro años es un premio”

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