José Ramón Franco, director general del grupo Intaf Promecan, enfila desde el pasado jueves una nueva etapa –su cuarto mandato– al frente de la Asociación de Empresarios de Ferrolterra. Su lista fue, como ocurrió en las dos últimas ocasiones, la única que concurrió a estas nuevas elecciones en la patronal de la comarca.
Tras pasar la peor parte de la crisis financiera y económica mundial, Franco considera que las empresas que han sobrevivido son ahora más fuertes y ve en los próximos encargos de Navantia uno de los principales motivos para la esperanza en la zona.
El responsable de la patronal ferrolana reconoce que la precariedad de los empleos en Ferrol es endémica, en gran parte por la temporalidad de los empleos en el naval. Una sector, cuyo ámbito público, cree, ha impedido que en Ferrol se crezca una verdadera inquietud empresarial.
Su candidatura ha sido la única que se ha presentado al último proceso electoral. ¿Qué lectura hace de esto?
Tiene dos interpretaciones. Una es que no hay inquietudes en el ámbito de la asociación para asumir esta responsabilidad. Y la otra, evidentemente, es que no lo estamos haciendo mal, sino no nos revalidarían.
¿Goza de buena salud la Asociación de Empresarios de Ferrolterra?
Somos una asociación importante, con más de 200 socios, aunque llegamos a ser más de 400. Cogimos la crisis de principio a fin, los peores años. Ahí hubo muchas bajas, o bien porque hicieron recortes y se desapuntaron o porque directamente quebraron las empresas. Pero no nos supuso un gran quebranto económico.
En esos años intentamos hacer una buena labor poniendo algo de orden a nivel interno y de organización, atamos bien la parte económica y mantuvimos en sus puestos a las dos trabajadoras que había. Y eso nos ha permitido ser, a día de hoy, una de las asociaciones más solventes a pesar de no contar con grandes ayudas o subvenciones externas.
Como responsable y portavoz de los empresarios de la comarca, ¿cuáles cree que son los principales retos a los que se han tenido que enfrentar en los últimos años?
Al ser una asociación multisectorial aglutinamos desde pequeños comercios hasta grandes industrias y las dificultades y soluciones para cada caso son diferentes. Sin duda, al pequeño comercio de calle de Ferrol le ha afectado, por encima de todo, la crisis demográfica y también el boom en la zona de las grandes superficies comerciales, sin dejar de lado la llegada de las nuevas tecnologías, las compras on-line. Algunos han sabido adaptarse, pero otros no.
El caso de la industria, ya sean pequeños autónomos o grandes compañías, se ha visto afectada por otros factores de tipo tecnológico, formativo o financiero y su salida ha sido la internacionalización –sin abandonar el ámbito local– y la diversificación.
Tras pasar el grueso de la crisis, ¿hay motivos para el optimismo entre el tejido empresarial?
La crisis despertó un ánimo de supervivencia en muchas empresas de la comarca. Los que, por suerte, lograron sobrevivir, han salido reforzados. Y eso no es nuevo, ocurre en todas las crisis, terminas mejorando tus capacidades, porque inviertes, te abres a otros mercados...Y hay que tener en cuenta que estas empresas que se van consolidando son las que ofrecen empleos más estables y de mayor calidad, menos precarios. Así que sí que hay motivos para el optimismo. No se puede dejar de mirar a Navantia si hablamos de optimismo. Sigue siendo el principal motor económico de la comarca y sus expectativas son muy buenas, así que confiamos en que sirva de apoyo para la regeneración de la industria y del tejido productivo de Ferrolterra.
Otro de los motivos para el optimismo es el acceso al crédito. Cualquier empresario puede corroborar cómo las entidades bancarias y financieras volvieron a abrir la mano en este sentido. Y otro punto para el optimismo es la estabilidad política que parece que poco a poco va creciendo. Todos esos elementos en conjunto generan un espacio positivo y óptimo para que se produzca crecimiento.
En términos de empleo, Ferrol se encuentra actualmente en cifras de precrisis, pero ¿cómo cree que es la calidad de los trabajos que se generan?
Es muy baja. Creo que para que las empresas puedan ofrecer empleo de calidad tienen que ser más estables. Y esto se consigue, por un lado, con la diversificación: necesitan más amplitud de mercados, de clientes y no depender únicamente de un cliente puntual.
En el caso de Ferrolterra, la precariedad es endémica y viene derivada, en gran medida, de la fluctuación de la demanda del naval. El ejemplo más cercano lo tenemos con las “jackets”, que han generado un volumen de contratación bestial (de hasta 700 personas de golpe), pero en un breve periodo de tiempo.
Sinceramente, creo que en este aspecto tiene un papel muy importante la parte social. A los sindicatos se les llena la boca hablando de contratación y de precariedad, pero en muchos casos, aunque no lo asuman, ellos tienen cierta complicidad o responsabilidad en esta problemática. Por ejemplo, realizando planteamientos que no se pueden hacer a empresas que tienen puestos de trabajos estables. Hay que ser muy responsable y saber las consecuencias que tiene exigir un incremento de salario o llevar a cabo acciones sindicales tendentes a generar problemas. Lo vimos con la huelga de 22 días de la industria auxiliar, donde la peor parte la han sufrido las empresas que generan trabajo estable.
¿Con qué grado de preocupación ven los empresarios de la comarca que la mayor empresa de la comarca presente constantemente una situación de quiebra técnica?
Nos preocupa mucho. No cabe duda. Navantia está en riesgo permanente y el gobierno no puede estar aportando constantemente dinero para cubrir las pérdidas del grupo. Por eso el pacto social entre la dirección y los sindicatos que se está gestando en estos meses tiene que ser también un pacto por la productividad y la rentabilidad del astillero.
Por otra parte, conservamos cierto optimismo porque Navantia es una empresa estratégica a nivel militar y sabemos que España tiene que cumplir sus compromisos con la OTAN y con Europa y eso incluye la inversión en materia militar, como pueden ser las F-110. También hay que mantener la flota y no se puede olvidar que Navantia ha generado una cartera de clientes internacionales bastante fidelizados, como las marinas australiana y noruega.
¿Considera que en la zona de Ferrol existe iniciativa empresarial?
Muy poca o, por lo menos, debería haber más. Y eso tiene un origen, o varios. Estamos en una zona que durante muchos años ha vivido del entorno público, bien a través de la Armada, Navantia o incluso de Endesa en As Pontes.
Esto ha generado un interés casi exclusivo por colocarse en esas empresas. Y también hay mucha cultura funcionarial, Creo que, en proporción, debemos de ser uno de los lugares donde más gente oposita. Todo esto merma, en gran medida, el estímulo por crear empresas y es un déficit que se tardará mucho tiempo en corregir.
¿Y cree que las dificultades de convocatorias como el denominado Plan Ferrol son también un impedimento a la hora de generar industria?
Lo fundamental de esta línea de ayudas es que los beneficiarios cumplan escrupulosamente las condiciones que las regulan. Y eso aquí no se ha hecho. Podemos responsabilizar a la administración de que las bases actuales no se ajustan a la realidad y es verdad. Tenemos que hacer malabarismos para que el proyecto encaje dentro de la orden de ayudas, pero no es menos cierto que durante años aquí se prestó dinero a espuertas, sin apenas limitaciones, y se ha usado mal.
Eso ha creado un precedente muy malo. Y es constatable incluso físicamente. Quedan pocos, pero todavía se pueden ver, los esqueletos que hay en muchos polígonos de todas las zonas industriales de Ferrolterra. Ahí se metió un dinero, pero ¿qué pasó con el resto? Se lo llevaron.
Esta neglicencia ha llevado a la administración a endurecer las condiciones para velar por estos préstamos de dinero público y garantizar que las ayudas realmente se invierten en los proyectos para los que han sido concedidas y que se devuelven como corresponde.
En esta nueva etapa, ¿qué retos se plantea la asociación para fortalecer al tejido empresarial de la comarca?
En primer lugar, queremos finalizar aquellos retos no cumplidos o parcialmente cumplidos en las anteriores etapas. Seguimos empeñados en generar más actividades y, de este modo, atraer a más socios.
Por otro lado, continuaremos reclamando más reconocimiento para participar en las decisiones de carácter público que nos conciernen. Se nos reclama poco y eso hay que cambiarlo. Y, por supuesto, seguiremos con las acciones formativas, tanto generales como específicas y muy enfocadas a ciertos sectores. Desde el punto de vista organizativo y funcional, intentaremos mejorar el ámbito de la comunicación con los socios.