Decir que el de Bill y Melinda Gates es el divorcio del siglo no es exagerar, teniendo en cuenta que la fortuna que se tienen que repartir es de unos 124.000 millones de dólares.
Pasó con la cepa británica, más virulenta en el contagio y más mortífera, y, ahora, nos vuelve a pasar lo mismo con la cepa india.
Me temo, no obstante, que los problemas son algo más graves, y quedan evidenciados por la demagogia, la sal gruesa y las mentiras que algunos derrochan en esta lamentable campaña electoral que ahora toca culminar en Madrid.Y conste, por seguir en lo intrascendente, que mi lejanísimo primo, el pobre, que ni sé ni me importa a quién ha votado alguna vez, se molestó en poner sus verdaderas y correctas señas en el remite de la navajada, para no cargar de horas extras a los investigadores policiales.
Si es que cuando Ayuso decía que los resultados en la Comunidad de Madrid cambiarán el rumbo de España igual no iba desencaminada.
Es lo que pretenden, en el fondo, la mayoría de las comunidades autónomas.