Que sospecho que será antes de esos novecientos días con novecientas noches que nos ha fijado el señor Sánchez como su primer horizonte de permanencia en el Gobierno hasta la convocatoria de unas elecciones generales. No está mal pensar en 2030, ni en 2050, si se utilizan los instrumentos de medición de la realidad necesarios y si la cabeza no se nos llena de pájaros.