Distopía de la juventud

a precuela de un informe todavía en fase de elaboración sobre el empleo realizado por el Banco de España advierte de las dificultades a las que se enfrentan los jóvenes de hoy, la sociedad del futuro. 
El borrador del estudio anunciado por el Gobernador del Banco avisa de que los jóvenes españoles ganan ahora menos que hace una década, especialmente, los menos formados. Sus proyectos vitales están en entredicho.
Las sociedades democráticas estábamos acostumbradas a que cada generación mejorara sobre las anteriores sus capacidades económicas, facilitando una mayor y  mejor cohesión. En definitiva, el llamado ascensor social estaba perfectamente engrasado y nos hacía subir continuamente, aunque fuera despacio en los periodos de crisis.
Hoy en día, el ascensor está averiado y se cierne sobre nuestros jóvenes un futuro incierto. No sé lo que plasmará definitivamente el informe del banco central pero simplemente levantando la mirada vemos a nuestro alrededor cada vez más padres de familia ayudando económicamente a que sus vástagos puedan mantener dignamente una vida independiente.
No deja de llamar la atención la indiferencia de la clase política a esta situación. Me refiero a todos los grandes actores políticos nacionales sin distinción, desde hace mucho tiempo sumergidos en un escenario de vetos cruzados incompatible con la puesta en marcha de soluciones a los problemas reales de un mundo en transformación, donde un capitalismo de nuevo cuño campa a sus anchas ante la ausencia de actuaciones políticas que pongan remedio a las imperfecciones de los nuevos mercados. 
El tráiler del informe expone el problema que lleva en sí mismo parte de la solución. Efectivamente, si cuanta menos formación más precariedad, invirtamos en educación para garantizar la igualdad de oportunidades. 
Pero no solo eso. Desde cuánto tiempo hace que no se habla de facilitar el acceso a la vivienda a los jóvenes y las personas de menor capacidad económica. Desde cuánto tiempo hace que no vemos en nuestras calles la construcción de vivienda pública. Cuánto tiempo llevamos platicando si es mejor, incluso, más moderno en propiedad o en alquiler. Cuánto nos costó el rescate bancario y cómo actúa la Sareb, nuestro banco malo, con su stock inmobiliario. Qué pueden hacer algunos ayuntamientos con un importante parque inmobiliario para garantizar el acceso a una primera vivienda para los jóvenes, tal es el caso de Ferrol con más de 1.000 viviendas públicas.
Solo son dos apuntes, formación y acceso a la vivienda, pero hay más dónde actuar para evitar un mundo distópico a nuestros jóvenes.
ramonveloso@ramonveloso.com

Distopía de la juventud

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