Campanas al vuelo

a semana pasada nos contaban que investigadores del Vall d’Hebron Instituto de Oncología habían desarrollado un medicamento que podría ser eficaz contra la mayoría de los cánceres. 
En este caso, han desarrollado una miniproteína que es capaz de inhibir el gen Myc, que resulta fundamental para permitir que las células tumorales sean capaces de multiplicarse. En las células normales, Myc no cumple ninguna función especial, por lo que este tratamiento no tiene efectos secundarios. ¿Qué más se puede pedir?

El papel de este oncogén en el desarrollo de los tumores no es algo nuevo y si hasta la fecha no se había empleado como diana terapéutica había sido por el convencimiento de que era imposible acceder a él, al encontrarse protegido en el interior del núcleo de las células. Han sido necesarios 20 años para que Laura Soucek y su equipo hayan sido capaces de encontrar la forma de hacerlo, superando muchas veces el escepticismo de la comunidad científica, que según para que cosas es muy conservadora.

El problema es que hasta ahora este medicamento solo ha sido probado en modelos animales. En ratones, a los que se les había implantado células tumorales de pulmón de pacientes humanos, Omomyc –que así han bautizado a la miniproteína–ha conseguido detener el crecimiento tumoral e incluso reducir su tamaño. Sin embargo, muchos son los fármacos que cuando han de dar el salto en ensayos con humanos no acaban de funcionar. 
Un ejemplo evidente es el de la diabetes, que en ratones se ha logrado curar en incontables ocasiones, sin lograr luego que estas estrategias funcionen igual de bien en personas.


En el año 2020 está previsto que el equipo del VHIO empiece con los ensayos clínicos en pacientes de cáncer pulmón. Los primeros que van a tener la opción de ver si este fármaco funciona realmente son aquellos que ahora mismo no disponen de ninguna terapia a la que puedan recurrir. 

Si aquí funciona, luego se irán probando en casos menos graves y luego en otros tumores. En caso de que todo vaya tan bien como hasta ahora, en un plazo de unos cinco años es posible que estemos hablando del fármaco que cura el cáncer.

Hasta entonces, mejor no lanzar demasiado las campanas al vuelo. Muchas veces se ha hablado ya sobre la cura de esta terrible enfermedad y muchas veces la desilusión ha acabado por imperar. 

Pero quién sabe, quizás está si sea la definitiva. Crucemos los dedos.

Campanas al vuelo

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