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una señora llamada Laura ha ido a visitar al rey para decirle que los catalanes no tienen rey. La señora llamada Laura está convencida de que representa a todos los catalanes, desde los que pernoctan en los geriátricos hasta los recién nacidos, de madre senegalesa, que alguno habrá aparecido en Cataluña estos días.
Claro que pedirle lógica a una secesionista es como pedirle castidad a un mono aburrido, que decide alegrarse la existencia con una gallarda.
Lo que no acabo de entender es que una señora se someta al protocolo de un viaje hasta el palacio de un rey que afirma que no existe, para hablar con un rey que resulta que es de otros. Me parece un desplazamiento tan absurdo como hubiera sido desplazarse hasta el Reino Unido y entrevistarse con la reina de Inglaterra para soltarle que los catalanes no tienen reina. Pero no son los catalanes, son los secesionistas catalanes los que no tienen ni rey, ni reina, ni lógica, ni van a recibir en la vida que existe más allá de la cárcel, una invitación de la reina Isabel II, quien, por cierto, es tan rara que ella sí que reconoce a Felipe VI.
Cualquier día esta señora se hace vegana, y va por la carnicerías del barrio afirmando ante el carnicero que no cree que la carne sea buena para los catalanes.
Pero quien piense que esta señora es descortés está equivocado, porque no se presentó con el atuendo de arreglar el cuarto trastero, que es el uniforme habitual de los diputados de Podemos, sino que eligió un correcto conjunto primaveral de mañana, que no debía ser de la tienda del chino de la esquina. Esmerarse tanto para ir a ver a una persona que no representa nada supone un esfuerzo que es digno de reconocer, y de no ser porque en la fotografía aparecía el rey, que para mí sí existe, hubiera pensado que todavía en junio se celebraban primeras comuniones fuera de los sábados y domingos. Gracias, Borrás, por el detalle, aunque acabo de borrarte de mi pensamiento.

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