FERROL, ESTATUAS EN LA CALLE

Todas las épocas históricas tuvieron su particular escultura urbana, erigida con diferentes fines religiosos, ornamentales e incluso propagandistas del poder establecido. Esto ha ocurrido desde Grecia y Roma, como referentes escultóricos más conocidos en el mundo occidental, hasta el período neoclásico, momento histórico que si no fue el más meritorio acaso fue el más prolífico en la colocación de estatuas en lugares públicos.
En las plazas y rincones de Ferrol se alzan un buen número de estas obras, unas en consonancia con el urbanismo ilustrado de la ciudad, otras cambiadas de lugar de manera poco afortunada y algunas de reciente erección. Todas ellas se levantaron para servir de ornato a nuestras calles y plazas, y debieran ser una interesante lección de historia para el curioso paseante, pero muchas veces constituyen  un ejemplo del deterioro de los bienes patrimoniales.  
Pasada la moda de colocación de pseudoesculturas y otros artefactos similares en las rotondas, aunque algún ignorante mandatario de la Galicia del Sur no parece haberse percatado de ello todavía, hoy se estila en muchas ciudades la representación de personajes famosos de tamaño natural colocados a ras de suelo, como si se tratara de algún vecino más que puedes encontrarte en la calle.
Diversas urbes gallegas como Pontevedra y Santiago, u otras del resto del Estado como Madrid, Oviedo, Tenerife y Salamanca, por citar algunas, están siguiendo esta corriente y de esta forma llevan tiempo adornando sus espacios públicos con esculturas metálicas o de piedra, colocadas directamente en el suelo,  representando a conocidos personajes del cine, de la literatura o de la música, incluso muchas veces personajes locales.
Muchas veces lo que esto consigue es realimentar el narcisismo del turista, el visitante e incluso el nativo, que así se pueden hacer una fotografía para enseñar a sus familiares y amigos. En Ferrol tenemos el caso de la escultura que representa a un pequeño capuchón, colocada cual pequeño Nicolás en un lugar tan poco adecuado como es la calle Real ferrolana, especialmente teniendo en cuenta que en la plaza de Armas podría haberse colocado de forma visible y digna esta escultura –por cierto, elaborada en un taller pontevedrés– en homenaje a la Semana Santa ferrolana.
En otro orden de cosas se está hablando de levantarle en Ferrol una estatua a un personaje como José Canalejas Méndez, un ferrolano que desempeñó una importante labor como presidente del Gobierno de Madrid durante un corto bienio (1910-1912), en el reinado de Alfonso XIII. Hasta su asesinato practicó una política de carácter avanzado en su tiempo, promulgando leyes como la que establecía el servicio militar obligatorio, regulaba el trabajo de la mujer o autorizaba la libertad de cultos, mientras reorganizaba los servicios del Estado.
Después del error cometido por el Concello al quitarle su nombre a una céntrica calle ferrolana el año 1981, su ingente labor de modernización política en Madrid, que no su escaso trabajo por Ferrol, merece que se le dedique una estatua como parece que va a llevarse a cabo en nuestra ciudad, pero es de esperar que sea una escultura colocada en lugar adecuado y dotada de algún tipo de pedestal, que le aporte cierta dignidad a su figura, como en el caso del marqués de Amboage o Jorge Juan.  
Acotaciones de un F.T.V. Se habla de recuperar el antiguo Paseo de las Delicias; ya veremos en qué queda esa nueva ocurrencia. La pareja de estatuas de Marte y Júpiter,  allí levantadas el año 1863 (las esculturas más antiguas de Ferrol), fueron trasladadas el año 1957 a los Jardines de San Francisco, y hoy se encuentran desmontadas en paradero desconocido, lo mismo que los bancos de piedra serpentina con sus correspondientes rejerías. A la vista del ramplón revestimiento utilizado para solar la acera del Cantón de Molíns nos tememos lo peor.
jjburgoa@hotmail.com

 

FERROL, ESTATUAS EN LA CALLE

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