El vacío de la oquedad

En un programa televisivo del 17 de enero de 2002, en el que Camilo José Cela presumió de absorber de una palangana, con el culo, litro y medio de agua de un solo golpe, dejó a presentadora y público acojonaos. Pues bien: He aquí que una rara criatura llamada María no sé qué Vulgaris, goza de una virtud semejante a la de Cela. Este extraño ser puede hacer un vacío con el culo, sobre el asiento de un sillón, con una presión de 17 atmósferas por centímetros cuadrado, en contra de ser desalojado de él por la fuerza. Pero he aquí, también, que se presentó un fornido y corajudo joven que dijo: “Voy a arrancar al bicho del sillón y le “extriparé” las hemorroides que, como tentáculos (nunca mejor dicho), se aferran al asiento cual pulpo de Mugardos”. Tal prueba se llevó a efecto entre ayer y hoy en el Bar Parlamento. Las apuestas fluctuaban entre “no, no, no lo moverán”; “dejará las tripas apegadas”; y “el bicho perderá el culo”. Pero el bicho, al ver al joven, se tiró un cuesco, rompió el vacío y huyó.

El vacío de la oquedad

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