El Govern pone el punto de mira en los Mossos

EL Govern ha decidido poner bajo la lupa a los Mossos. Ya los puso en el punto de mira de los radicales cuando los animó a continuar con su protesta –traducción: ataques coordinados contra los agentes– y ahora busca la confrontación entre el cuerpo policial y la sociedad que ve los disturbios por televisión. Habla de quince casos en los que quiere analizar si la actuación fue correcta. Respuesta proporcional a la amenaza de la situación y no abuso de poder.
Vuelve a dejar a los policías a los pies de los caballos. Y ellos, que se han visto inmersos en los peores disturbios que se han visto en años –los más graves que se han visto nunca, dicen algunos– prefieren creer que esta auditoría es algo más que una maniobra política y confiar en su rigor. Que se va a analizar si el material con el que contaban es el adecuado, si el número de agentes para hacer frente a las agresiones era el necesario y si los protocolos que no contemplan circunstancias como las sufridas, que no se habían dado antes, deben revisarse. Y mientras piensan que los discursos que llegan desde el ámbito político son como para dejar el casco e irse a casa se preparan para la próxima jornada de lo que se acerca peligrosamente al inicio de una guerra.
Otra edificante actuación del Ejecutivo catalán. A medio camino entre la caza de brujas y la intimidación. Que la jornada electoral se aproxima, la tensión va a ir en aumento, y no interesa poner orden. Aquello del río revuelto y la ganancia de los pescadores. 
A los Mossos d’Esquadra no les queda otra opción que aguantar los golpes –los físicos y los administrativos– y esperar que escampe más pronto que tarde.

El Govern pone el punto de mira en los Mossos

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