s absurdo negar que parte de la población sólo ve tradición o falta de educación en conductas que hoy reciben reproche penal, y seguramente lucharán para revertir las nuevas leyes. En paralelo a las cavilaciones y quejas de este colectivo, tenemos el problema de unos menores de edad que tienen un acceso a la pornografía incomparablemente mayor que cualquier otra generación pasada, incluyendo adultos. Si todo quedase en el ámbito de la fantasía saturarán su circuito de recompensa, que no es problema de poca monta, pero al relacionarse con las chicas sospecho que imitarán conductas agresivas. Los delitos sexuales cometidos por menores, sin responsabilidad penal por razones obvias, pasaron de 1.271 a 2.625 en los últimos cinco años y las nuevas herramientas de la Inteligencia Artificial, como crear fotos falsas e imitar voces, agravarán un problema que crece en parte por el vacío legal.