Los terraplanistas

Es evidente que hay claras estrategias marcadas para conducir a unos muchos hacia unos intereses de unos pocos, con los que estos últimos podrán hacer y deshacer a su antojo en una sociedad que en principio podíamos pensar culta y desarrollada.
 

Desde los comienzos de la Historia el ser humano ha sido manipulado y manipulador, en todas las facetas de la vida. Hay verdaderos tratados de este “arte” como “El príncipe” escrito por el famoso Nicolas Maquiavelo, que en líneas generales acepta el uso de la inmoralidad para lograr la gloria, supervivencia u objetivos de los príncipes.
 

Hoy en día estas estrategias siguen totalmente vigentes, facilitadas por internet: las comunicaciones, las noticias falsas y redes sociales; hay ejemplos en cualquier ámbito de la vida cotidiana.
 

Es significativo el comportamiento del ser humano en eventos deportivos, donde llegamos a presenciar como personas cabales, a la hora de envolverse en la masa se desinhiben cayendo en la descalificación llegando a la violencia y actos de racismo, incluso al llanto o la batalla campal. Todo es cuestión de aparcar la razón, buscar un sentimiento una bandera y territorio, pues el enemigo ya lo tienen en los jugadores del equipo contrario.
 

Todavía mas evidencias las podemos tener en el azaroso actual campo de la política. Imaginemos un país que acercándose a un periodo electoral tiene unos datos inequívocos de los resultados de su actual clase gobernante: mayor desempleo del continente, incremento del índice de pobreza, déficit público desbocado con gastos manirrotos para mantener el aparato de poder, deuda pública disparada, además en manos extranjeras, y elevada presión fiscal como consecuencia; decretos leyes “a la carta”, productividad a la baja, una renta per cápita inferior al año prepandemia, etc…
 

Si vamos a la ética personal tendremos más “perlas”: el príncipe incurriendo en fraude en elecciones internas de partido y copia de tesis doctoral; la princesa intentando “colocar” a su pareja en un puesto relevante, la segunda princesa engordando   currículo con tres másteres que no ha estudiado; ministras en pleno Congreso descalificando a empresarios, jueces porque no legislan como ellas mandan, descalificando a sus propios compañeros del hemiciclo por el delito de discrepar; acoso a la independencia judicial…
 

Otro ejemplo más de la obra maquiavélica, aun así, obtendrán miles, millones de votos. Podríamos seguir; aunque sea difícil de asimilar en tierra de navegantes como esta, hay millones de personas en el mundo convencidas de que la tierra no es redonda: los terraplanistas.

Los terraplanistas

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