La otra España vaciada

Los turistas viajan para ver turistas. Se trata de una especie de viaje estático que no persigue la aventura, ni el conocimiento, ni el relax siquiera, pues los turistas a mogollón son previsibles, enseñan poco y estresan lo suyo al ser tantos y deambular errática y torpemente. Pero, ¿por qué ocurre semejante cosa? Muy sencillo: porque en el centro de muchas ciudades españolas ya no vive nadie y sólo hay turistas arrastrando maletas y deglutiendo tapas infames.


En el centro de Málaga ya hay más pisos turísticos que vecinos. Se dice pronto: 9.000. Cuando los turistas salen de bureo de esas viviendas robadas a la ciudad, esto es, a sus ciudadanos, se encuentran en la calle con los que vomitan esos macrocomplejos flotantes de apartamentos turísticos que atienden al nombre de cruceros, y que al puerto de Málaga llegan en racimos. Pero quien dice Málaga, dice Barcelona, donde un tío se ha comprado un edificio entero del centro para hacer en él 120 pisos de esos, y como el vecindario aledaño no soportará semejante tortura de idas y venidas, de encarecimiento de los servicios y de fiestas salvajes, huirá de allí y sus casas se convertirán en apartamentos turísticos igualmente.


En Sevilla, los más radicales adalides de su “esencia”, los más conspicuos custodios de la “sevillanía”, gente de perras, ha dado en comprar todo lo comprable en Los Remedios o en La Macarena para destinarlo a zaquizamís de turistas de escasa esencia sevillana, pero ese codicioso furor está tan desatado, que ya se alquilan apartamentos turísticos hasta en Los Pajaritos y en las 3.000 viviendas.


Pero quien dice Málaga, Barcelona y Sevilla, dice Ibiza, que ya lleva tiempo siendo el ejemplo más sangrante de la venta del país por cubículos. Hasta tal punto se ha encarecido en Ibiza el alquiler a causa de los pisos turísticos, que a los camareros, los médicos o los policías que van allí a trabajar, no les alcanza el sueldo para alojarse en ningún sitio, y duermen en los coches, o hacinados, o en tiendas de campaña.


En París hace mucho que ya no vive ningún parisino, de suerte que el turista sólo encuentra turistas, y en Madrid, que siempre le copió un poco, ya ocurre lo mismo. Se lo dice uno que se tuvo que ir de allí para dejar sitio a los turistas. Málaga, Madrid, Barcelona, Sevilla, Pamplona, Ibiza... La otra España vaciada. Para que quepan los turistas.  

La otra España vaciada

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