Lo que nos espera

No ha hecho más que empezar el año y los españoles ya estamos siendo víctimas de un acoso político y mediático con contenidos electoralistas hasta la saturación. Esto solo es el comienzo, pero la desinformación que nos espera los próximos cuatro meses exige un esfuerzo mental que no sé si todos los ciudadanos estamos dispuestos a hacer. No porque no nos interese lo que sucede a nuestro alrededor si no porque muchos políticos no parecen dispuestos a darle una oportunidad a la paz y al sosiego y vienen dispuestos a convertir esta larga campaña en un campo de batalla en el que la ciudadanía es la víctima propiciatoria de odios y rencores que se han fraguado en los laboratorios políticos al margen de la gente y de sus verdaderos intereses. El equipo de Sánchez necesita que los españoles olviden muchas cosas que se han hecho bajo el mandato socialista y para defenderse de ese problema aplica aquello de que “no hay mejor defensa que un buen ataque”. Prueba de ello es el asunto de Castilla y León que el gobierno a decidido elevar a una categoría que no tiene para tapar otras cuestiones que no le interesan a Sánchez. Mientras se batalla por un protocolo sanitario que no existe, más allá de unas declaraciones de un partido, se olvidan a las víctimas del “solo sí es sí” que ya ven a cerca de 200 delincuentes sexuales con penas rebajadas e incluso en libertad por un grave error del gobierno y que no parece dispuesto a corregir. Tampoco quiere Sánchez que se le recuerde aquello de que “no podría dormir con Podemos en el gobierno”, pero tampoco quiere escuchar las carcajadas de la tal “Pam”, secretaria de estado del gobierno, al hablar de los violadores puestos en libertad al calor de esta desafortunada ley. Indultos, sedición, malversación, la cárcel de Griñan y otros jefes socialistas, etc. Otras cuestiones ya parecen como asumidas por una sociedad civil dócil cuando la izquierda gobierna y muy activa cuando lo hace la derecha. Los precios imposibles de los alimentos o de los combustibles que arruinan el fin de mes de cualquier familia española, se ocultan detrás de números macroeconómicos de los que el gobierno presume en foros internacionales. Todo esto está convirtiendo las próximas elecciones de mayo en una especie de primera vuelta contra el sanchismo a la espera de las generales de diciembre. Otro error porque las elecciones municipales tienen singularidades que deben ser respetadas y que tienen que ver con la persona que aspira a ser alcalde o alcaldesa de un pueblo o una ciudad y los ciudadanos tienen derecho a conocer sus proyectos y elegir entre los distintos modelos que se le ofrezcan. Plantear una especie de plebiscito previo a las generales le puede costar caro al partido socialista porque, más allá de las moquetas del poder, el pueblo está entre cabreado y abatido y si eso se traduce en votos, no le arriendo la ganancia al partido socialista. Pero cuidado, porque aquellos candidatos de otras formaciones que esperen llegar al sillón por inercia pueden darse de bruces contra la realidad. No soy mucho de dar consejos, pero desde mi humilde posición les diré que evitaré muchos informativos, veré mucho cine y algún deporte televisado, jugaré a juegos de mesa y hablaré con muchos amigos, espero así salvaguardar mi salud mental y defenderme de las manipulaciones. Yo no olvido nada.

Lo que nos espera

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