La OTAN invadió Afganistán en 2001, Irak en 2003 y Libia en 2011. Ese mismo año intentó derribar al gobierno sirio, y en 2013 organizó un golpe de estado en Ucrania que derivó en una guerra civil en el este del país. Las excusas aducidas eran terminar con los “estados canallas” y evitar el resurgimiento de Rusia, aunque esto último no lo dijeron. La OTAN agrupa al 12% de la población mundial y consume el 47% de los recursos de un planeta donde se han disparado las desigualdades tras la desaparición de la URSS, así que es inevitable que surja otro bloque liderado por China y Rusia, que han ayudado al Tercer Mundo mucho más que un “mundo libre” que se cree la medida del Universo, y que contempla con estupor como mientras el ejército ruso camina hacia la victoria, son cada vez más las naciones que se preparan para reducir el peso de las divisas occidentales en su comercio internacional.