Medicina, ese objeto de deseo

La creación de nuevas facultades de Medicina para Galicia –A Coruña y Vigo–, ha vuelto en los últimos tiempos al primer plano de la actualidad, sobre todo en estos días en los que por primera vez los futuros universitarios se enfrentaban a una nueva selectividad llamada PAU. Con las declaraciones hechas públicas se abrían las heridas de una vieja polémica que los responsables de tomar las decisiones, políticas por supuesto, creían que estaban cerradas desde hacía mucho tiempo. Hace tan solo dos días y en el transcurso de un encuentro con compañeros periodistas surgió el tema y hubo postulados, minoritarios, a favor de crear nuevos centros de formación para los médicos. Y en el plano de lo mayoritario, como es mi caso, los que creemos que la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela es suficiente para la formación de los nuevos galenos.


Al mismo tiempo que cada uno de nosotros exponíamos nuestros alegatos a favor y en contra, se pusieron sobre la mesa y mantel que compartimos, aspectos poblacionales, de dotaciones, infraestructuras y económicos, para defender nuestras posiciones. En una de las intervenciones un compañero reveló algo que yo no conocía y relacionado con un rector de la Universidad de Santiago. El que se encargó de exponer el tema mencionó que el máximo responsable académico universitario durante su mandato había tenido muchas peticiones –yo, por lo que se dijo, las calificaría como presiones– para que abriera la puerta a la creación de nuevas facultades de Medicina en la comunidad autónoma. Ahora, con el paso del tiempo creo que situaciones parecidas a la que reflejo se volverán producir. Es la eterna batalla política de la igualdad o la equiparación. Cuando veo que se reaviva la polémica a mi memoria viene un recuerdo de hace muchos años cuando los responsables ejecutivos de la Universidad de Santiago decidieron que una Facultad, la de Veterinaria, volviera abrir sus puertas y se fuera para Lugo. Aquello fue el inicio de esa igualdad que invocan los políticos y para la que además de las razones hay que poner sobre la mesa de las negociaciones propuesta económicas y financiación para los millones de euros que cuesta una aventura de estas características como fue la lucense, que a su vez abrió las puertas a tres Universidades.


La Facultad de Medicina de Santiago, le guste o no a la alcaldesa y el alcalde peticionarios, es una referencia a nivel internacional y ocupa el puesto 350 entre las mejores del mundo según el QS World University Ranking. Y que la nota de acceso es de las más altas en el momento actual.


Considero que los responsables políticos/educativos se tendrían que sentar para hablar y llegar a la mejor de las soluciones. No podemos seguir viendo a la Facultad de Medicina como un objeto de deseo. Creo que A Coruña y Vigo pueden aportar mucho para la formación descentralizada de los nuevos médicos. Se trata de la aplicación en toda su extensión del convenio firmado por las tres universidades en el año 2015.Citemos ejemplos claros de hechos formativos de primer nivel. El hospital coruñés es una referencia en trasplantes, neurología y cardiología; y el vigués, en patologías cardíacas con las nuevas técnicas. Sumemos esfuerzos. No sigamos haciendo divisiones y creaciones de nuevos centros universitarios que no siempre han salido bien.

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