mí desde siempre me ha gustado llamar a las cosas por su nombre. Algo que parece que a los políticos, sobre todo los que gobiernan y quieren seguir ocupando el sillón de mando, no les gusta lo más mínimo. Desde hace meses llevamos mareando la perdiz dialéctica con el tema de la amnistía.
Una definición, un concepto, que hasta hace tan solo unos días no fue definido por el actual presidente en funciones del Gobierno, Pedro Sánchez. Y lo hizo ante los líderes que gobiernan la Unión Europea, señalando que con su aplicación, sin decir cómo llevarla a cabo, se pondría punto y final a algo que sucedió hace unos años por tierras catalanas y que para la gran mayoría fue un intento en toda regla de secesión y de desgajar del mapa de España una Comunidad.
Para la confección de este artículo recurrí a revisar definiciones que desde distintos puntos se hacen y se dicen de lo que es una amnistía. Me quedo con esta: “Un instrumento jurídico del poder legislativo que tiene por efecto la posibilidad de impedir en un periodo de tiempo el enjuiciamiento penal y, en algunos casos, las acciones civiles contra ciertas personas o categorías de personas con respecto a una conducta criminal «específica» cometida antes de la aprobación de la amnistía; o bien, la anulación retrospectiva de la responsabilidad jurídica anteriormente determinada”.
Y entre sus características se destaca:
-Es una norma general que tiende a beneficiar a un grupo de personas.
-Es una ley de olvido que tiene por resultado olvidar ciertas infracciones, que se den por terminados los procesos y, si estos ya fueron fallados, que queden sin efecto las condenas impuestas con motivo de la amnistía decretada. La amnistía borra los actos que han pasado antes o después de un fallo judicial; suprime la infracción, la persecución del delito y la formación de juicios.
¿Con cúal de ellas se va a quedar el presidente del Gobierno en funciones para plantearla ante el Legislativo? Los votos son los que mandan, y Pedro Sánchez los necesita todos para que le den las cuentas y seguir en la Moncloa. Las cosas hay que llamarlas por su nombre. Una amnistía es una amnistía. El papel del envoltorio en la que se envuelva es lo que menos importa…