¿Jueces o militantes políticos?

Ya sé, ya sé, que en la preceptiva periodística nunca se debe titular con una interrogación, pero no se me ocurre nada mejor para expresar el estupor, el malestar y la sospecha que me producen la actuación de los componentes del Tribunal Constitucional. Entiendo que estén agradecidos al partido político que les ha nombrado, precisamente porque el partido entiende que su ideología es afín.


Bien, nada que objetar. Y, por supuesto, hay magistrados que poseen una ideología más afín a la derecha y, otros, más afín a la izquierda. Eso es tan normal como que haya altos y bajos, gordos y flacos. Lo que resulta difícil de comprender es que los gordos estén siempre de acuerdo entre ellos, y opinen de manera diferente a los delgados, que también son una piña sin excepción. A mí eso se me antoja raro.


Por raro entiendo que los 4 magistrados a los que se les supone que son conservadores, voten siempre lo mismo, exactamente igual que los otros 7 magistrados a los que se les considera de izquierdas. Todos ellos tienen unas biografías personales llenas de méritos, que avalan sus amplios conocimientos, y cuesta creer que, incluso cuando han mostrado en el pasado un criterio diferente, a la hora de votar lo hagan con el prietas las filas del militante político, como si en lugar de ser magistrados de prestigio fueran militantes sectarios. No me lo explico.


No me parece casualidad que todos los magistrados, calificados de derechas, no discrepen nunca de sus compañeros, ni tampoco que los magistrados de izquierdas estén, sin fisuras, absolutamente de acuerdo entre ellos. Hasta en el seno de los partidos políticos los militantes discrepan, mantienen puntos de vista diferentes, y hay polémicas, discusiones y hasta enfados. Y enfrentamientos.


En el Constitucional no hay nada de eso. Parecen soldados disciplinados en lugar de personas de rica biografía. Están al final de una carrera profesional brillante. Si alguno de ellos, de derechas o de izquierdas, manifestara una opinión diferente y votara en contra de sus compañeros nadie les quitaría el puesto. 
Pero eso no ocurre nunca, y algunos maliciosos se preguntan, a la vista de esta situación, si los magistrados del Constitucional son magistrados o se han vuelto simples y obedientes militantes del partido que les nombró, es decir, prevaricadores por obediencia política.  

¿Jueces o militantes políticos?

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