Gente de bien

ya hay que ser retorcido para ser incapaz de interpretar el significado coloquial de esta expresión. La izquierda, cada vez más asilvestrada, pretende recuperar la lucha de clases marxista a la que, en tiempos de Felipe González, había renunciado con resultados notables, por cierto. Por si sirve de ayuda para alguien, daré mi interpretación de una expresión bastante sencilla y que todos hemos utilizado alguna vez. Gente de bien es la inmensa mayoría de los ciudadanos normales, cumplidores, responsables que cumplen con sus obligaciones y se esfuerzan para sacar sus vidas adelante, no hay más. Pero la retorcida izquierda, en un intento torticero por buscar donde no hay, se apresuró a utilizar esta popular expresión para atacar a los empresarios, esos malditos que crean empleo y riqueza y pagan sus impuestos no sin esfuerzos. Pero como la izquierda quería saber si esa expresión significaba que hay gente que no es de bien, les diré que por supuesto que la hay y les pondré algunos ejemplos. No es gente de bien los más de 500 delincuentes sexuales que el gobierno ha beneficiado con rebajas de penas con la ley bodrio del “sí es sí”, ni tampoco lo son los más de 50 excarcelados por violaciones por obra y gracia de Sánchez y Montero. No son gente de bien aquellos que han dilapidado más de quinientos millones de euros en Andalucía, algunos en la cárcel, no todos. Ni tampoco es gente de bien todos aquellos que han robado dinero público sean de la ideología que sean. No es gente de bien el diputado socialista que han tenido que dimitir por recibir comisiones en el parlamento español y celebraba fiestas en prostíbulos en las que había de “todo”. Tampoco son gente de bien aquellos que aplauden dictaduras de izquierdas y censuran solo las que no le gustan. Claro que hay mucha gente que no es de bien, pero la inmensa mayoría sí lo son más allá de sus ideas o militancias políticas. Permítanme dudar que sean gentes de bien aquellos que legislan para que menores de edad puedan tomar decisiones irreversibles que afectan a su propia existencia y que en otros países han acabado en tragedias en muchos casos. Pero quien no es gente de bien, con toda seguridad, son aquellos que han pretendido retorcer el significado de esta expresión pronunciada por Feijóo para tapar la sangría que la ley del “solo sí es sí” está produciendo en la intención de voto de muchas personas que no entienden que se haya promulgado desde el gobierno de Sánchez un texto tan catastrófico como esa ley que, sin duda, hará pasar a la historia al presidente Sánchez, como el quería, por cierto. Ya está bien de intentar manipularnos y engañarnos con tintas de calamar, ya está bien de ofender nuestra inteligencia, no confundan a la gente de bien con idiotas, paz social con entreguismo ni ciudadanía con servilismo. Los que están confundidos son ustedes, señores del gobierno que viven una realidad paralela a la de los ciudadanos de a pie, lo comprendo porque no se han visto en otra igual en su vida, coches oficiales, aviones, sueldos y mucha moqueta, pero no olviden el cuento de La Cenicienta porque la última campanada está próxima. No se preocupen, la gente de bien les ayudará a recoger las calabazas.

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