¿Ferrol discriminado?

En la adolescencia ―y ya llovió―, a menudo me pregunté por qué las carreteras con buen firme, arcenes, carril lento y señalización horizontal terminaban en el Pedrido o Betanzos.


A Ferrol llegábamos por una especie de “corredoira” con asfalto irregular, baches en abundancia sin arcenes ni señalización. Pasaron muchos años hasta que nos homologaron con el resto de España.


Tampoco olvidemos que cuando surgía un problema de salud un poco grave había que desplazarse a otra ciudad. Ferrol fue la última en tener un hospital de la Seguridad Social. En años recientes el Segas ha hecho un considerable esfuerzo; Lugo, Santiago o Vigo se beneficiaron de hospitales de nueva planta. Otras: Coruña, Pontevedra reciben grandes inversiones para remodelar por completo los suyos. El Marcide se está ampliando con el presupuesto más ajustado e invadiendo calzada para no entrar en expropiaciones que sí se acometen en el resto de poblaciones.


No hace falta recordar a qué hora llegó la Autopista del Atlántico; fuimos los últimos y nos la “vendieron” a oscuras en el puente de la Ría y accesos.


Ya resulta recurrente mencionar la situación del ferrocarril. Solo un dato más: somos la única ciudad gallega que cuenta con dos líneas: la Renfe y la anterior Feve. Pues bien, si alguien decide subir al ferrocarril de vía estrecha de Ferrol a Oviedo (262 kilómetros) “solo” tendrá por delante ocho horas de viaje.


Otro dato interesante es el resultado de las ayudas estatales como consecuencia de la reconversión naval; no se creó un solo metro cuadrado de suelo industrial en el municipio, yendo a parar las ayudas a los ayuntamientos limítrofes.


Treinta años para firmar el convenio con Defensa en traspaso de suelo urbano, única estación intermodal sin plazos y sin obras. Carencia de policía autonómica, sección de la Audiencia Provincial, juzgado de lo mercantil o de violencia de género, provocan desplazamientos y gastos extra del ciudadano.


Estas circunstancias delatan que realmente esta ciudad ha sido discriminada tanto por la Administración Central como por la Autonómica, independiente del color político del Gobierno.


Hay que pensar, si los políticos locales ―por cierto, también pasaron todas las tendencias por la alcaldía― han hecho el esfuerzo suficiente en defensa de los ferrolanos o condescendieron ante los intereses del correspondiente partido y desvío de fondos a otras comunidades que todos conocemos. Aún estamos a tiempo de enmendar, y desde luego obras como Las Pías, derribo del muro.

¿Ferrol discriminado?

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