Una falta imperdonable

Las consejerías de sanidad de las Comunidades Autónomas reconocen que les faltan médicos y personal de enfermería. Lo suelen reconocer todos los veranos cuando parte de las plantillas habituales se van de vacaciones.
 

Pero la realidad es que falta personal sanitario todo el año sin que ni el Gobierno central, ni los gobiernos autonómicos, hayan abordado el problema más que poniendo algún que otro parche.
 

Lo cierto es que en nuestro país las Universidades de Medicina y Enfermería forman a excelentes profesionales, tanto que se les rifan más allá de nuestras fronteras. Quienes se pregunten por qué nuestros jóvenes, una vez obtenido su título, se marchan, la respuesta no es otra que porque en España los sueldos son muy bajos amén de la precariedad laboral. 
 

Les pondré un ejemplo que por razones familiares conozco de cerca: en España un jefe de servicio de un hospital público cobra lo mismo que un médico junior en el Reino Unido.
 

Un médico español llega a jefe de servicio después de décadas de trabajo, un médico junior en el Reino Unido es un joven que acaba de terminar la carrera. Así que no es de extrañar que nuestros jóvenes emigren.
 

El nuestro es un país en que se hace lo más difícil y es ofrecer en Medicina una formación que roza la excelencia, pero una vez formados nuestros futuros médicos se encuentran que aquí no tienen futuro. Así que tanto en la atención primaria como en la hospitalaria falta personal sanitario lo cual debería de provocar vergüenza a nuestros gobernantes, a los de presente y a los de pasado inmediato, a los de las Comunidades gobernadas por la izquierda y a los de las gobernadas por la derecha y en este apartado de derechas incluyo a los partidos nacionalistas e independentistas.
 

Por tanto es urgente que de una vez por todas el Ministerio de Sanidad deje de poner parches y las Comunidades Autónomas inviertan lo que sea necesario en disponer de plantillas suficientes para atender la salud de los ciudadanos. 
 

Qué decepción que en el recién celebrado debate sobre el estado de la nación, sus señorías en vez de tirarse de los pelos por cuestiones que poco tienen que ver con los problemas reales de los ciudadanos, no debatieron sobre lo importante que no es otra cosa en cómo mantener y potenciar el estado del bienestar que, en lo que a la sanidad pública se refiere, está haciendo aguas lo mismo que en educación, pensiones o ley de dependencia.

Una falta imperdonable

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