La Segunda Guerra Mundial fue el primer gran conflicto que registró más muertos civiles que militares. Desde entonces hemos tenido cerca de veintiocho más que podríamos etiquetar como guerras convencionales, y con una sola excepción, se ha repetido este patrón. Así, en la guerra de Irak murieron 9.298 soldados de la coalición invasora y unos 110.000 civiles, y en Afganistán 126 y 20.744 respectivamente. La curiosa excepción es la guerra en Ucrania, donde la ONU cifra los civiles fallecidos en casi 10.000, y no me cabe duda de que los militares caídos han sido muchos más. Digo que es una excepción curiosa, porque se nos repite una y otra vez que los soldados rusos están embrutecidos y carecen de los sentimientos y de la capacidad de contención de los civilizados ejércitos de la OTAN. Les invito a reflexionar sobre esta perturbadora anomalía antes de acusarme de estar a sueldo de Moscú.