La España vacía

El drama que vive España es un sainete en dos partes, la de la España opulenta y rica y la de la pobre y desvalida, de la que nadie se acuerda ni se ayuda. Esto comenzó en 1958, al calor de la necesidad de traer mano de obra del campo a las ciudades para reactivar la economía española, hasta ese momento una economía de guerra y también al desarrollo europeo después de la II Guerra Mundial, cuyas naciones necesitaban ingente mano de obra para suplir el gran desarrollo que se llevaba a cabo en la Europa libre.


Como consecuencia de esta paradójica situación nueva que se colaba en la vida de los españoles, la forma y el trasiego de gentes fue una constante y poco a poco se alejaron de sus pueblos para incorporarse a la ciudad, en los nuevos talleres, fábricas, etc.


Al calor de los polos de desarrollo que el gobierno aprobaba, beneficiando más a unas comunidades que a otras, las cuales quedaron fuera de dichos polos y las gentes emigraron a aquellos lugares con mejores perspectivas de trabajo y futuro, los jóvenes dejaron sus pueblos y emprendieron lejos de ellos su vida de futuro y aquellos lugares se despoblaron de forma paulatina, entre los que se marchaban en busca de un futuro mejor y los ancestros que dejaban este mundo, por tanto no había regeneración de las familias, las cuales aceptaban la ruptura por un futuro mejor para sus hijos y descendientes, el campo se quedaba solo y se fue vaciando de vida en aquellos lugares menos favorecidos.


Otros eligen la salida al exterior y pasan a engrosar las listas del Instituto Español de Emigración, siendo su destino los diversos países del Continente europeo, los cuales precisaban de numerosa mano de obra para seguir cumpliendo los planes de desarrollo económico en que se hallaban inmersos, gracias a estos emigrantes, España recibe cuantiosas remesas de divisas que hacen impulsar el desarrollo económico interior y dará paso al fenómeno turístico del país, cuya explosión surge de forma espontánea y será muy beneficiosa para todas las regiones, en particular para aquellas de sol y playa.


Todo esto fue propiciado por las gentes que España no reparaba en que se vaciase los pueblos y hoy son mudos testigos de una historia pasada, en los cuales no hay vida, pero sí, signos de haberla tenido en alguna ocasión.


Lo curioso de esta encrucijada, es que, el beneficio obtenido, es enorme por parte de las comunidades que se han visto beneficiadas y no precisamente las perjudicadas, las cuales siguen constreñidas en sus heridas de ver como mengua su población en pos de la otra España más opulenta y que concentra la mayor parte de la industria en general y del turismo en particular, sin dedicar una partida a mitigar los efectos causados por este largo caminar de vaciar los pueblos más desfavorecidos, ahora aquellos no tienen gentes y las pequeñas y medianas ciudades, carentes de trabajo para sus jóvenes, ven con preocupación como pierden también población en un trasvase que se inició en 1958 y lleva más de sesenta años sin dar solución alguna.


En realidad, no la tiene, es una cuesta abajo que se inició y mientras esa parte de España, la menos favorecida, no tenga industria de primer orden o auxiliar, su orden descendente seguirá en la misma línea.

La España vacía

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