Elegir batallas

Solía repetir Dalai Lama que resultaba del todo conveniente aprender a aceptar, no por resignación, sino porque nada haría perder más tiempo y energía que resistir y pelear contra una situación que no se puede cambiar. El desgaste producido en ese tratar de luchar con uñas y dientes por intentar cambiar una circunstancia, persona o cosa inamovible; solamente logrará dejarnos exhaustos para poder enfrentar con éxito otras guerras que nos están esperando-muchas de ellas- con recompensas gratificantes.
 

Una buena amiga mía me recomendó hace mucho tiempo q eligiese mis batallas y, desde entonces, no he dejado de dar prioridad a aquellas que-aunque me pueda equivocar-, de entrada parecen superables. 
El resto y, por eso de que una servidora es demasiado tozuda como para rendirse, procuro ponerlas en “tareas pendientes”.
 

Creo que es altamente recomendable para todas las personas aprender a hacer este ejercicio e ir encontrando consuelo en esas pequeñas cosas que vamos logrando en perjuicio de las que se nos van escapando.
 

A veces no es fácil saber qué batallas podemos dar por perdidas y por cuáles merece la pena dejarnos la piel.
 

Benedetti repetía que lo que uno quiere de verdad es lo que está hecho para uno. Y recomendaba que entonces había que tomarlo o al menos intentarlo y, aunque en eso se te podía escapar la vida, sin duda, esta se convertiría en una existencia mucho mejor.
 

Si usted está luchando por algo o por alguien, plantéese si su cansancio es superior a su ilusión, porque mientras la segunda sea más poderosa que el primero, estamos ante una batalla que, se gane o no se gane, habrá valido la pena… Y lo que es más importante, usted estará perdiendo su juventud- tenga la edad que tenga- por el camino, porque ya se sabe que uno se hace viejo cuando sus recuerdos comienzan a pesar más que sus esperanzas.

Elegir batallas

Te puede interesar