Los damnificados

Mientras Díaz Ayuso y Vox se peleaban por los Presupuestos, los médicos, encerrados en Madrid para lograr un acuerdo que acabe con la huelga en la asistencia primaria, salían derrotados sin lograr que nadie se sentara a negociar. Pero no cabe engañarse: los damnificados somos todos.


Tras treinta y seis horas sin comida, ni medicamentos, ni tan siquiera mantas, abandonaron la Consejería de Sanidad en medio de los aplausos de los compañeros y de vecinos. Salieron conscientes de que el Consejero Enrique Ruiz Escudero e Isabel Díaz Ayuso no están dispuestos a negociar y apuestan porque el cansancio, las pérdidas económicas y el malestar ciudadano, les obligue a rendirse y volver a las consultas.


Así que la huelga continúa y con ella el caos en los ambulatorios y en las urgencias de los grandes hospitales, en medio de un tremendo incremento de las infecciones respiratorias.


El ego desmedido de la presidenta de la Comunidad, reforzado día a día por su equipo, no le deja ver el hartazgo ante su indiferencia por los problemas de la sanidad pública, que son de ahora y también de futuro. La carencia de médicos de atención primaría se va a convertir en dramática cuando se jubilen los que ahora luchan por su dignidad. Más del sesenta por ciento de estos profesionales sobrepasan los cincuenta años y, con estas condiciones leoninas de trabajo, no hay relevo.


La prórroga de los Presupuestos va a servir de excusa para no incrementar la partida destinada a sanidad. Ya veremos, sin embargo, como sí se encuentran fondos para aquellos gastos que den relumbre a la Presidenta y estimulen el voto al PP.


Al igual que se vende la generosidad de Ayuso y Almeida, que han cedido gratis terrenos públicos, valorados en más de once millones de euros, a entidades vinculadas al Opus Dei y otras organizaciones católicas conservadoras, para que construyan sus colegios concertados. Lo que demuestra que el apoyo va siempre destinado a la “privada” sea esta sanitaria o educativa. Para eso siempre hay fondos.


Los contribuyentes, sin embargo, sabemos muy bien que cuando un paciente se encuentra en situación complicada las clínicas privadas los desvían a los hospitales públicos y que los colegios concertados no cumplen los cupos asignados para acoger a menores inmigrantes y en su inmensa mayoría pertenecen a órdenes religiosas católicas.


Pero eso que más da. Lo importante es mantener la imagen de que a la Puerta del Sol no le echa un órdago nadie. Ahora a disfrutar de las lucecitas navideñas y a no ponerse malos.

Los damnificados

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