Consoladoras enseñanzas de Benedicto XVI (II)

Por otra parte, la convicción manifiesta de Benedicto XVI de que “es urgente que surja una nueva generación de apóstoles enraizados en la palabra de Cristo, capaces de responder a los desafíos de nuestro tiempo y dispuestos a difundir el Evangelio por todas partes”; ha de ponernos en movimiento, para que nuestra alegría sea perfecta. Tal vez debiéramos tomar su referente y la referencia extraída de multitud de sus escritos sobre Jesús, la de un hombre calmado, que primero ganó prestigio como teólogo y académico, para posteriormente abogar a corazón abierto, por un sistema económico que trabaje por el bien colectivo.
 

Desde luego, son muchas y variadas las advertencias de Benedicto XVI. Conviene subrayar algunas de ellas, como el riego de que Occidente olvide sus raíces culturales, sustento de los derechos humanos; o que no hagamos nada por activar una verdadera reconciliación que es lo que engendra una paz duradera en la sociedad. Su apuesta es bien clara: “Restaurar la unión de los corazones y la convivencia serena”. Indudablemente, aún no hemos aprendido a ser justos y a construir un orden social equitativo, lo decía tras visitar los cinco continentes en menos de una década, aunque principalmente sus viajes apostólicos fueron a Europa.
 

Sea como fuere, el ex papa Benedicto XVI, que ya sorprendió al mundo renunciando a su pontificado en 2013, ahora nos asombra con un testamento espiritual, cargado de gracias y gratitudes, también de avisos, como la de mantenerse firmes en la fe y no dejarnos confundir, sabiendo que “Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es su cuerpo”; para indicar en todo tiempo y lugar que “la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es el humanismo cristiano”. De un lado, por consiguiente, puede haber oscuridad, pero del otro está segura la certeza de la luz; es cuestión de buscarla, vivirla y seguirla.

Consoladoras enseñanzas de Benedicto XVI (II)

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