Hace tres años escribí sobre la situación que sufrian cientos de familias de todo Ferrolterra, con el cierre de la central térmica de As Pontes y apele a la colaboración ciudadana para que nos acompañaran en la múltiples manifestaciones. Para mi sorpresa me la publicaron varios medios de comunicación escrita de la comarca. Aquí estoy otra vez, una “simple hija de camionero”. Tengo que hacer una pequeña corrección: no solo soy hija sino también nieta por partida doble de camioneros. Pues esos simples camioneros en plena pandemia no pararon un día en sus casas para que a los ciudadanos no nos faltara de nada en los supermercados, los hospitales tuvieran todo lo necesario para hacer frente a la terrible situación que estábamos viviendo, al igual que las farmacias. Por aquella época a las ocho de la tarde todos salíamos a los balcones a aplaudir a los sanitarios y a las fuerzas de seguridad del estado por su impecable trabajo; de los camioneros nadie se acordaba, salían de sus casas con sus tapers de comida, ya que todo estaba cerrado, ni una ducha caliente se podían dar y aun así siguieron a pleno rendimiento. Soy hija de “un simple camionero” a la que nunca le ha faltado de nada, a la que educaron para nunca jamás referirse a nadie como “simple”, la que sabe gracias a ese “simple camionero” que todas las profesiones son dignas, importantes y necesarias para que todo funcione correctamente, que a las personas se les respete siempre, da igual a lo que se dediquen, por todo esto y por muchas cosas más, estoy muy orgullosa de ser la hija de “un simple camionero” que le sobra valor para aparcar su camión el tiempo que sea necesario y luchar por un precio justo del combustible para poder seguir trabajando dignamente. Los profesionales del transporte están en la calle solos, repartidos por los polígonos de toda España haciendo ruido para que el gobierno los escuche, los medios de comunicación casi no se hacen eco de la noticia… situación injusta para esos simples camioneros que luchan por todos.