Carta abierta a David Chipperfield

Señor Chipperfield: No tengo el placer de conocerle. Ni siquiera sabía de su existencia antes de que irrumpiera públicamente en los diarios locales anunciando a bombo y platillo lo que usted denomina “arquitectura sostenible” o “proyecto de regeneración” para recuperar el núcleo tradicional de As Xubias. Usted habla de edificaciones que tienen que conversar con las existentes pero aportando modernidad… Me preguntó qué tendrá de tradicional el núcleo marinero de As Xubias cuando se haya materializado su proyecto de regeneración y desvirtuado su carácter histórico y simbólico. Sostiene que “las ciudades están siendo construidas no por lo que sentimos, se hacen atendiendo a las fuerzas de la inversión”. Si usted realmente piensa así, no entiendo qué hace formando parte de un proyecto que, en mi modesta opinión, atiende únicamente a los intereses del capital, aunque a través de la manipulación del lenguaje lo venden como “el milagro de As Xubias”.


Volviendo a la “conversación” entre edificaciones, búsqueda de diálogo de lo más lógica en un arquitecto, me pregunto si se ha planteado mantener un diálogo con los vecinos del núcleo que proyecta regenerar, cuestión de cortesía, aunque solo sea para informarse acerca de lo que sienten, y si les ha invitado a ver su proyecto, ese tipo de proyecto que tanto le gusta hacer como divulgar. Perdone mi atrevimiento, olvidaba que las personas, sus vidas, sus sentimientos, sus tradiciones, aquí son meros figurantes. Y no solo existen las personas que tienen sus raíces en ese suelo, también están sus propiedades, propiedades de titularidad privada de las que parece hablar como si de un mero hecho anecdótico e intrascendente se tratase. Le recuerdo a usted como británico que la propiedad privada es un derecho protegido constitucionalmente y además estamos en Europa.


El núcleo de As Xubias necesita atención, conservación, rehabilitación acondicionamiento en definitiva… Sí, desde hace años, pero no un megaproyecto que bajo el epígrafe de regeneración sostenible ataca la propiedad privada y se reviste de un halo de salvación ante la ciudadanía. Si realmente importase la conservación del núcleo marinero de As Xubias, no se habría dejado en el estado de abandono en el que lo han sumido las instituciones durante años provocando su degradación de forma, cuanto menos, irresponsable y, por supuesto, totalmente negligente e interesada.
Gracias, Sr. Chipperfield, por llegar con su auxilio social. 

Carta abierta a David Chipperfield

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