Camino emprendedor

En el momento en el que escribo estas líneas, al límite de despedir el miércoles, vengo de una de las citas anuales ineludibles en mi agenda, el Premio Emprende Coruña. Un lugar de encuentro que siempre me acerca a caras amigas, me permite descubrir nuevos talentos y como ha sucedido hoy, reencontrarme con conocidos de antaño.


Una vez más la vida me demuestra que es un viaje con múltiples caminos. Caminos donde no faltan los desvíos, las circunvalaciones. Caminos que a veces se presentan como atajos secretos, o autopistas conocidas. En todo caso, senderos donde nos vamos cruzando y donde, si observamos detenidamente, se esconde un hilo conductor. Como compartía Steve Jobs, ante el alumnado de la Universidad de Standford, haciendo referencia al recorrido vital, “No se pueden unir los distintos puntos mirando para adelante; se pueden unir únicamente mirando hacia atrás. Así que deben confiar que de alguna manera los puntos se unirán en el futuro. Deben confiar en algo: sus agallas, el destino, la vida, el karma, lo que sea.” 


Todavía hay camino -eso espero- pero hoy se me ha dado por mirar hacia atrás, quizás por todas las referencias a él que surgieron en los discursos pronunciados durante la gala. He hilado los puntos y vislumbro una senda marcada por el asociacionismo, la capacidad para conectar personas, identificar talento y situarme en la primera línea de emprendimientos que están en su estadio de embrión. Todo ello con un sello, contribuir a generar proyectos colaborativos y conectar a las personas con su propósito.  Galas como la de Aje A Coruña, o la del pasado viernes 17 en los Premios Paraugas, son buena muestra de que hay mucho talento, que emerge como un faro de innovación y cambio.


La creatividad, las nuevas perspectivas desempeñan un papel crucial en la configuración de nuestra sociedad. Este espíritu emprendedor no solo aporta ideas novedosas si no que infunde vitalidad y dinamismo. No es ajeno a la necesidad de colaborar, de trabajar en equipo, trascender fronteras y disciplinas. Los perfiles creativos se mezclan con los más racionales, los de números con los de letras, los comerciales con los administrativos generando así ecosistemas más sólidos. Y para completar el cóctel, se suman acentos, idiomas, que aportan sabores más variados y multiplican la creatividad gracias a las distintas perspectivas culturales.


Comunidades de aprendizaje, asociaciones, eventos de networking ofrecen un terreno fértil para el intercambio de ideas, la creación conjunta y la formación de equipos diversos y más resilientes.


Sentirme en medio de todo ese telar, ser testigo de la ilusión con la que se desarrollan los proyectos y el grado creciente de responsabilidad social empresarial que integran, da también sentido a mi día a día y a ese camino recorrido y que espero seguir recorriendo para aplaudir premios, alianzas, sinergias de toda índole.


Como decía Kavafis en su viaje a Ítaca “pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias.”

Camino emprendedor

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