Bailar a ciegas

Volvía de un fin de semana de escapada, perdidos entre árboles, lectura, cine, conversaciones sinceras y muchas risas, auténtica desconexión como regalo adelantado de cumpleaños. Y el domingo tenía nuevas sorpresas; lo que parecía un habitual paseo con Mani para ponernos al día, se convierte en un “reencuentro”. Se nos une María. Me dejo llevar, acepto ir a ciegas. Aparecemos en el Centro María Blanco. ¡Qué recuerdos! Muchos años de clases de conciencia corporal, los cursos de Programación Neurolongüística (PNL) que organizaba e impartía como delegada del Instituto de Potencial Humano y muchas más actividades. Reconozco el espacio, las luces, el aroma… por lo demás, caras completamente desconocidas. Siendo un regalo, se dice si y se disfruta.


Los pies descalzos en contacto con el parquet, un antifaz y mucha curiosidad. Así se presenta la actividad propuesta por Javi Paz bajo el nombre de “Botica musical”, inspirada en la “Deep Dance” de Carol Villalón ¿Te imaginas danzar a ciegas? Quizás te resulte difícil o al menos inusual y, sin embargo, no significa bailar sin ver. Piensa por un instante en aquellas personas que carecen del sentido de la vista y sin embargo bailan. Hay una visión que va más allá de la que percibimos con nuestros ojos, la de nuestra mirada interna.
Sin saberlo, mi cuerpo me estaba pidiendo movimiento. Metida en la vorágine de consolidación de mi nueva etapa profesional, le estaba prestando menos atención. Necesitaba entrar de nuevo en la calma, volver al punto de equilibrio cuerpo-emoción-mente. 


A ciegas, evitando la comparativa, confiando. La música y sus variados registros nos invita a realizar un recorrido energético y emocional; un viaje por diferentes sensaciones. Sentir el cuerpo de una manera distinta, empezar a habitarlo con conciencia. Como dice el coreógrafo Cesc Gelabert, “bailar es habitar el cuerpo con el corazón y la mente”. Cada persona, desde su cadencia, fue explorando su propia identidad. Encontrarnos y sentirnos de manera interna, es el primer paso para caminar hacia el lugar donde queremos estar. 


Con los ojos cerrados el viaje se hizo más íntimo, más intenso. El cuerpo como un canal comunicativo para recibir y expresar emociones, sensaciones, pensamientos, energías, …  Y al final, la quietud, cesar el movimiento, parar. ¡Cómo lo echaba de menos!  Y no era consciente de ello. 


De una u otra manera, el baile ha estado presente en mi vida y me ha llevado a disfrutar momentos únicos. Ha sido y es una de mis herramientas de “centramiento”. Cada uno habrá de encontrar la suya. Yo he ido recorriendo camino y sintiendo los pasos a través de:
-mis clases de flamenco,
-la Danza Natural con Mita Beutel,
-los 5 Ritmos que descubrí en Mallorca de la mano de Alain Allard y reviví con Deborah Bacon Dilts.
-las inolvidables Danzas sin Fronteras, cita de muchos veranos.


En definitiva, se trata de que cada persona encuentre su lugar de re-conexión y, en palabras de Gabrielle Roth, “Liberar el cuerpo para experimentar el poder del ser. Expresar el corazón para experimentar el poder del amor. Vaciar la mente para experimentar el poder del autoconocimiento.”

Bailar a ciegas

Te puede interesar