Leonesista y a mucha honra, como bien nacido a la vista del Teleno (Ayoó de Vidriales, Zamora) que se siente lastimado por la imperdonable inclusión de la región leonesa dentro de Castilla. El pecado lo cometió el pasado fin de semana la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante el congreso del PP de Castilla y León.
Ayuso se refirió a Castilla como si fuese una entidad autonómica superior que engloba a León. Eso le permitió atribuir por elevación a la entidad castellana una gloria histórica que es exclusivamente leonesa. Me refiero al reconocimiento del reino de León como “cuna mundial del parlamentarismo” por la Unesco (2013), en referencia al documentado hecho de las primeras Cortes Leonesas reunidas en la basílica de San Isidoro.
Por aquel entonces (1188), León era un reino, continuador del reino astur, con casi doscientos años de historia, durante los cuales Castilla había sido un simple condado dependiente del emperador leonés. Luego fue un reino recién nacido (en el seno del reino de León, claro). Aparece en 1065, desaparece siete años después y reaparece en 1157. La unión definitiva con León no se produciría hasta 1230, con Fernando III el Santo.
Y me parece que son argumentos históricos suficientes como para sostener que León es anterior a Castilla, que su idioma es anterior al castellano, que el foralismo (protección del pueblo frente a la nobleza) es un invento leonés, no castellano, y que reclamar una autonomía propia para la región leonesa (León, Zamora y Salamanca), como reza una moción del Ayuntamiento de León (diciembre 2019), puede ser inútil, de difícil materialización, pero no es ninguna excentricidad, como ya tengo escrito en anteriores artículos.
Por eso entiendo el enfado de los leoneses con la presidenta de la Comunidad de Madrid y, en especial, el de la coordinadora de la Comunidad Leonesa, Alicia Valmaseda, por las injustificables referencias de Díaz Ayuso a Castilla como entidad superior que engloba a León, cuando solo cuarenta años atrás la región leonesa (León, Zamora y Salamanca) nada tenía que ver con ninguna de las dos Castillas, la Nueva y la Vieja, como cualquiera puede comprobar en los mapas de la España anterior a la Constitución de 1978.
La propia Alicia Valmaseda ha hecho público un comunicado en el que invita a Diaz Ayuso a repasar la función gramatical de las conjunciones copulativas que, según los textos escolares, “enlazan palabras u oraciones sin establecer entre ellas relación especial”. Y termina recomendando a la presidenta madrileña que no vuelva a incluir el reino de León en Castilla ni a hablar de la región leonesa como una nueva “identidad inventada”.