En la ciudad coruñesa, el aparcar desde los años ochenta en adelante se ha vuelto complicado y difícil, al carecer de las plazas suficientes para alojar a los más de 140.000 vehículos censados en el Ayuntamiento y cerca de 120.000, que a diario entran en la ciudad. Además, tampoco los garajes y aparcamientos existentes en servicio, pueden albergar tanto tráfico, cuando el promedio de plazas que hay, se haya de una, por cada 8 ó 9 vehículos ¿Dónde se mete el resto?
El municipio debe tomar medidas para solucionarlo y no complicarlo todavía más. El problema, no es la motorización de la sociedad, signo de pujanza y desarrollo económico, así como una fuente inagotable de ingresos impositivos para el Ayuntamiento, entre ellos el de Rodaje, que deja en las arcas más de diez millones de euros al año, cifra nada desdeñable.
Lo que se precisa hacer, es un nuevo rediseño urbanístico de la ciudad, para que todo el mundo tenga cabida, sin excluir a nadie y se disfrute de su espíritu conciliador. Cada vez habrá más vehículos de todo tipo y tendrán que convivir físicamente, es el destino de una sociedad motorizada o electrizada, según el modelo que elijan para desplazarse. No prohibir, aparcamientos y el circular por la ciudad, penando a unos y bendiciendo a otros, haciendo una ciudad para todos, sin excepción alguna.
La escasez de aparcamientos en general fue siempre un problema en esta ciudad, con una superficie irregular de 37 kilómetros cuadrados. Su diseño en el tiempo, no tuvo en cuenta los futuros desarrollos que han sobrevenido por la pujanza económica, sobre todo en la década de los años 90 en adelante, con periodos de crisis de por medio, hasta la actualidad, aumentando el nivel de vida, junto a sus necesidades. No es buena idea, ni tampoco gratificante el ejemplo de la alcaldesa, al mencionar la personalidad de la vaca y su establo, equiparando dos figuras en el tiempo tan diferentes entre sí.
Lo que se precisa es hallar soluciones prácticas en el urbanismo y volver a diseñar una ciudad capaz para acoger a todo el mundo, tarea no imposible, evitando usar la confrontación verbal, como un mal ejemplo. Hay barrios completos, levantados en la época del milagro económica español de los años 60, 70 y 80 que carecen de garajes en sus viviendas para alojar su coche y estos se almacenan en las calles, la mayoría adquiridos de forma reciente y los de ahora son más voluminosos que los de antaño, ocupando más espacio ¿De quién es la culpa? Del vecino que adquirió el vehículo o del municipio.
Este instante, no es el apropiado de semejante espantada populista, eso no vende, todo lo contrario, resta votos para repetir mandato y las elecciones serán dentro de un año, en junio del 2023. Hay que aplicarse para poder repetir ó quedarse en el intento.
Salvo que el Ayuntamiento, prohíba aparcar en las calles de la ciudad, que sería el fin del mandato y una ruina económica para la ciudad. La alcaldesa, tiene que pensar en no agravar los problemas de la ciudadanía, esto es echar piedras a su propio tejado, sino en como solucionarlos, si mantiene su criterio, su segundo mandato, puede estar en el aire.