El asesino confeso de Elisa Abruñedo, la vecina del municipio coruñés de Cabanas violada y asesinada en 2013 cuando salió a pasear, mostró “total desprecio” por la víctima, según el forense, que ha señalado que el agresor tenía intención de matarla cuando la apuñaló.
La sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña acogió este jueves la cuarta sesión del juicio con jurado popular contra Roger Serafín Rodríguez, hoy de 51 años.
Los hechos se remontan al 1 de septiembre de 2013, cuando la víctima tenía 46 años, una mujer a la que el procesado, detenido diez años después del crimen, confesó haber asaltado, violado y asesinado.
Suárez Dono incidió en su declaración en la “sensación de impotencia y desesperación” que reflejaba la víctima
La vista comenzó con la declaración del forense que realizó la autopsia, José Manuel Suárez Dono, que aseguró que la forma en que el agresor dejó a la víctima “es una situación impresionante de total desprecio” hacia ella.
Además, el forense incidió en su declaración en la sala en la “sensación de impotencia y desesperación” que reflejaba la víctima, que “posiblemente” fue abordada por la parte posterior sin que se diese cuenta, cuando paseaba en el entorno de su casa mientras escuchaba música con unos cascos.
El asesino, según el relato del compareciente, la arrastró durante 17 metros hacia una zona con abundante vegetación, y hubo un “forcejeo inicial” con Elisa Abruñedo, que “presenta cierta resistencia e intenta escapar”.
Después, en base a su análisis, recibió un golpe en la cabeza suficiente para aturdirla, se cometió la agresión sexual y tras consumar la violación le asestó tres cuchilladas, de las que no intentó defenderse porque “por agotamiento no reaccionó”.
“Ella estaba totalmente desbordada por la situación tras 17 metros de arrastre, estaba cansada de luchar”, dijo este profesional ante el tribunal ciudadano.
Suárez Dono explicó además que había una “herida de tanteo” con arma blanca en el cuello, que “pudo haber sido hecha para intimidar o que falló en el primer intento”, indicó.
Tras esa herida, le asestó una puñalada en la zona del cuello, el pulmón y el corazón, que a juicio del forense indican que tenía intención de matarla, porque “se producen en zonas donde sabe que hay estructuras vitales”.
“Está muy claro que la intención para mí era de matar”, afirmó el experto, quien explicó que dejó a la víctima en el lugar de los hechos sabiendo que ya iba a morir y se marchó para evitar que lo descubriesen.
Dos especialistas de la Policía Judicial también aseguraron durante la sesión de ayer que había “claramente intención de matar” y que los hechos apuntan a que agresor y víctima “no tenían relación cercana”.
El asesino, al ver a la víctima paseando cuando él iba en el coche “siente una pulsión interna muy fuerte” que le lleva a cometer los hechos, de los cuales es “consciente”, dijeron.
Después, toma varios actos de precaución para evitar ser identificado, como llevarse el arma homicida o salir por un camino diferente al cual entró.
El médico forense que realizó la exploración psiquiátrica al acusado señaló que no presentaba ninguna patología ni alteración de la personalidad o la inteligencia, y que tras la detención mostró arrepentimiento, pero no por los hechos sino por ser descubierto y las repercusiones que tendría.
“El ser humano puede cometer hechos terribles y seguir hacia adelante, no hay más”, afirmó el médico, que explicó que sintió sorpresa al ser detenido porque habían pasado ya diez años y “prácticamente tenía olvidado el tema”.
En la sesión también se presentaron los informes de las muestras tomadas en el lugar de los hechos y el cuerpo de la víctima, como semen; y en el coche del acusado, que el Instituto Armado confirmó que coincidían.
En la jornada de hoy habrá una última sesión del juicio, en la que se presentarán los informes finales y se dará ña posibilidad de que el acusado pronuncie la última palabra, aunque Roger Serafín Rodríguez ya avanzó que no hablará.
La Fiscalía pide para él 32 años de cárcel, las acusaciones particulares suben hasta 37, por un asesinato con una agresión sexual, y su defensa solicita rebajar lo ocurrido a un homicidio con una agresión sexual.