La plaga del picudo rojo amenaza la supervivencia de las palmeras de jardines y paseos de Ferrol

El Concello tiene inventariados 63 ejemplares a su cargo y el Puerto y la Universidad también han actuado
La plaga del picudo rojo amenaza la supervivencia de las palmeras de jardines y paseos de Ferrol
Palmeras en Curuxeiras | Jorge Meis

Un insecto devora las palmeras desde dentro y amenaza con eliminar esta especie del paisaje gallego. El picudo rojo se ha extendido por Ferrolterra y pone en jaque a los responsables de los jardines y de los ejemplares que están en la vía pública y también a los que se yerguen en fincas privadas, prueba en muchos casos del pasado viajero de sus propietarios o de la querencia por un árbol ornamental y exótico. 


El Concello de Ferrol ha puesto en marcha un plan para hacerle frente a una plaga que ha venido para quedarse. Tiene un coste económico importante y hay que valorar con precisión dónde actuar y en qué momento, puesto que cuando la enfermedad está muy avanzada, el tratamiento ya no es eficaz e incluso hay ejemplares que por su juventud o por carecer de valor histórico o incluso sentimental son más prescindibles que otros.

 

Antecedentes


Las primeras actuaciones que se llevaron a cabo en Ferrol contra el picudo rojo datan de 2022. Se probó con endoterapia, inyectando la sustancia al tronco, con una aplicación anual. No ha sido suficiente y ahora se prueban también duchas en la corona de la palmera, tanto con insecticida como con nematodos (en intervalos de tiempo que oscilan entre los 30 y los 60 días), e incluso con cirugía en la yema y eliminación de todo el material vegetal afectado, incluyendo las hojas. Un informe municipal cuantifica el coste del tratamiento de la ducha en 37,50 euros y el de la cirugía puede ascender a 340 euros, sin incluir el precio del camión cesta. 

 

El servicio de parques y jardines contabiliza en Ferrol, en el ámbito de responsabilidad municipal, 63 palmeras. De ellas, 21 se consideran singulares, por su valor y edad, y todas ellas reciben tratamiento. Se ubican en el Baluarte de San Juan (1), plaza de Amboage (11), Cantón y Alameda de Suances (4), zona verde de Herrerías (1), jardines de Sánchez Barcáiztegui-Angustias (2), plaza de Sevilla (1) y parque de A Graña (1). En el informe municipal ya hay ocho que están afectadas. Las demás se reparten por los barrios, con gran presencia en Caranza (en el paseo hay seis, al igual que en la calle Armada Española y en el parque Pedro Carbajal). En A Malata hay cuatro y en el Inferniño y calles colindantes, tres. De estas 42 que no son singulares, al menos seis están afectadas. 

 

Poda en amboage
Operarios haciendo una poda en Amboage | Jorge Meis


Los tratamientos preventivos y los de ataque son similares pero cuando el ejemplar ya está infestado la capacidad de revertir la situación disminuye. El nuevo pliego de parques y jardines, en plazo todavía para presentar ofertas, contempla un apartado para el programa de sanidad vegetal y, dentro de él, se abre paso la lucha contra esta plaga que ataca a las palmeras, con protocolos específicos de monitorización, control y tratamiento del picudo rojo, además del de la procesionaria del pino.


Otras instituciones tienen también bajo su responsabilidad la salud de ejemplares arbóreos. Es el caso del Campus de Ferrol, donde se identificaron dos ejemplares que no fueron recuperables incluso después de aplicarles el tratamiento. Lo que se hizo en este caso, explican, ante la caída de ramas y el peligro de que fuese a mayores, fue talarlas según el procedimiento.

 

Puerto


La imagen de Curuxeiras no se entiende en la actualidad sin las palmeras que dibujan la fachada marítima. La Autoridad Portuaria ya ha actuado para protegerlas, aplicando los tratamientos disponibles y realizando las podas precisas. Se está ahora en un momento de seguimiento y de observación para evaluar las medidas que puedan ser necesarias.


En otros lugares de Ferrol, Eume y Ortegal la situación es similar, con cada vez más ejemplares afectados por un insecto que los infesta y los devora desde dentro. Cuando se manifiestan los síntomas más evidentes, ya es tarde. Así, lugares emblemáticos como los jardines de Lombardero, en el concello de Pontedeume, han perdido dos de sus palmeras, una de ellas la que se levantaba en la entrada, al pie del Torreón, rodeada de bancos. Las que se ubican en fincas privadas ofrecen también un panorama desalentador. 

 

Tres o cuatro generaciones de insectos al año

 

El picudo rojo es un coleóptero de origen tropical, procedente del sueste asiático y Oceanía. Se identificó por primera vez en España en 1994 y en Galicia, en 2013, en Val Miñor. En climas templados necesita tres o cuatro meses para completar el ciclo de huevo a adulto, por lo que puede desarrollar tres o cuatro generaciones al año, que se solapan en el interior de la palmera. Ahí se van alimentando las larvas y se desplazan hacia zonas exteriores. 

 

Salen cuando la palmera está destruida o no tiene capacidad para albergar a más individuos. Se trasladan fácilmente a ejemplares contiguos y además, favorecidos por el viento, pueden recorrer largas distancias, incluso kilometros. Los síntomas visibles en los árboles no aparecen hasta pasados meses desde la colonización y es la observación de la presencia de daños en las diferentes partes del árbol la única forma de identificarlos. 

La plaga del picudo rojo amenaza la supervivencia de las palmeras de jardines y paseos de Ferrol

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