El Ejecutivo de Pedro Sánchez restó ayer importancia a la decisión de la ministra de Defensa, Margarita Robles, de retirar temporalmente a la fragata “Méndez Núñez”, con base en Ferrol, del grupo de combate CSG-12 en el que ejerce de escolta del portaaviones norteamericano “USS Abraham Lincoln”. Pese a las posibles consecuencias de esta decisión, tanto el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, como la propia Robles apuntaron que esta se debió a un cambio en la misión acordada entre ambas naciones, pero que la situación “entra dentro de la normalidad”.
La escalada de tensión en las últimas semanas entre Irán y Estados Unidos, que afecta principalmente a Europa y amenaza en el mejor de los casos con dinamitar el acuerdo nuclear de 2015, y la respuesta norteamericana al desafío de Teherán coincidieron directamente con la misión de dar la vuelta al mundo con este grupo de combate de la fragata. Así, tras la decisión del presidente norteamericano, Donald Trump, de movilizar hasta Qatar el “USS Abraham Linlcoln”, el Gobierno de España optó por una retirada temporal del buque, que volverá a reincorporarse al CSG-12 “en cuanto termine su misión” en aguas del Golfo Pérsico.
Tensión en Europa
“Nosotros no le reprochamos en este momento al Gobierno de Estados Unidos que se haya salido del acuerdo que había firmado –aseguró ayer la ministra Robles en referencia a la misión inicial de la ‘Méndez Núñez’–, sino que lo respetamos. Obviamente ellos tienen que respetar también que nosotros nos ajustemos estrictamente a los términos del acuerdo que firmamos”. Esta firmeza en el mensaje de la titular de Defensa choca, no obstante, con la delicadeza de la situación en la que se encuentra la Unión Europea, que se ve desbordada por la tarea de mantener a Teherán en el pacto nuclear de 2015 a la vez que trata de contener la ofensiva de la administración Trump.
En este sentido, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, criticó duramente “el unilateralismo de Estados Unidos”, señalando que el orden internacional construido en la última década está siendo “desmontado pieza a pieza”. Pese a esto, Borrell aseguró que esta situación “no hay que tomársela a la tremenda”, pese a que considera que el gigante norteamericano “no tiene ningún motivo para denunciar el acuerdo”, dado que la nación persa ha cumplido hasta la fecha el pacto nuclear “escrupulosamente”, tal y como certificó la Agencia Internacional de la Energía Atómica.
Alianzas
La decisión de Estados Unidos de salir del acuerdo nuclear de 2015, firmado por esta nación junto a Alemania, Reino Unido, Francia, Rusia, China e Irán, no responde a un único motivo, sino que los diferentes observadores internacionales señalan múltiples factores muy ligados al actual modelo operativo de la Casa Blanca.
Si bien muchos analistas puntualizaron que la animadversión de Donald Trump hacia Barak Obama juega un papel crucial en la actual situación –el expresidente fue uno de los impulsores del acuerdo–, lo cierto es que los intereses políticos norteamerianos en el área tienen mucho más peso. Arabia Saudí, Qatar o los Emiratos Árabes Unidos son firmes opositores del régimen de Teherán, llegando a culparle del “sabotaje” de cuatro petroleros en Ormuz la pasada semana. Así la afinidad del actual ejecutivo estadounidense con estas naciones explica la predisposición de este a posicionarse frente a un enemigo común.