El pasado mes de febrero arrancaba en Pontedeume un proyecto innovador dirigido a niños de entre 13 y 16 años que ha impulsado el físico eumés Pablo Botas. Una iniciativa exitosa que ya estudia nuevas vías de financiación para implantarse en la comarca y crear así talleres-semilla que sirvan para formar grupos de jóvenes que reciban las pautas básicas para lograr ser capaces de inventar y crear aquello que pasa por sus cabezas, perdiendo miedos, mejorando sus competencias e impulsando la competitividad empresarial. En mayo, los jóvenes que participaron en este club de innovación presentaron, con éxito, los proyectos en los que trabajaron durante el curso.
Botas considera que el talento es innato a las personas y que en ocasiones lo que faltan son herramientas para hacerlo aflorar y que también hay muchos miedos y falta de ilusión. “Me gusta la inteligencia artificial y la técnica. Mi bagaje como investigador me ha enseñado a crear cosas, a inventar elementos que no existen; la investigación te enseña a planear y ejecutar”, asegura Botas, quien añade que por todo ello nace Horizontec, “un ciclo que es la base de todo; la base de que una empresa funcione bien es que tenga gente capaz de idear, de planificar y de ejecutar. Hay que perder el miedo a la incertidumbre, al no saber, que el nerviosismo no nos afecte a la hora de crear”, sostiene.
Lamenta el científico eumés que “esta comarca no vive una situación boyante en lo económico ni en lo laboral, vivió tiempos buenos, pero ya no lo son”, y por eso cree que hay que ver el modo de crear oportunidades. “Puede decirse que con Horizontec me mueve un objetivo un tanto egoísta, ya que tengo dos hijos pequeños y pienso en que el día de mañana puedan tener trabajos de calidad aquí, que no se vean obligados a emigrar como me pasó a mí”, incide. Asegura que cuando le tocó marcharse “me fui encantado fuera porque me apetecía, pero si busco trabajo de lo mío aquí lo tengo complicado. He recibido ofertas, pero económicamente me ofrecen la mitad que en otros lados y por eso me gustaría hacer lo que pueda para que mis hijos, y los hijos de otros, puedan escoger si se van o se quedan a trabajar aquí, y para eso hay que crear tejido innovador y pequeñas escuelas que enseñen realmente a innovar”, indica.
Apunta Botas que todo eso es lo que se pretende alcanzar con clubes de innovación juvenil como el de Horizontec, “aunque el objetivo no es solo que aprendan a programar, que aprendan robótica, electrónica, diseño, que lo hacen; el objetivo real es que aprendan que tienen la capacidad para crear algo, empeñarse en crear algo y que tengan las herramientas para tener esa autonomía e ir dando forma a eso que pasa por sus cabezas”, insiste, al tiempo que recuerda que esto es la base para todo, “para escribir una novela, pintar un cuadro, lo que sea... Hay que saber organizarse y los pasos que tienes que dar antes de embarcarte en ello”, dice.
Durante los poco más de cuatro meses que se prolongó el club los jóvenes han trabajado también la comunicación, algo que Botas considera “fundamental” para abrirse camino en el mundo laboral. Además de los talleres propiamente dichos se celebraron varios eventos, el primero de ellos en marzo, en el que pudieron presentar sus proyectos, sus ideas ante el público. “Tiene mérito que sean capaces de ponerse ahí y explicar”, señala Botas, quien sostiene que “no tiene sentido que no se trabaje en los colegios en cuestiones como exponer en público”, algo primordial en el club Horizontec. “No están acostumbrados y percibo que falta ilusión al hablar en público, falta ese brillo en los ojos, pero por falta de costumbre y porque esto no se entrena como debiera”, afirma.
Este club de innovación es una iniciativa que “trata de transmitir esos valores más veraces a través de la tecnología, porque es una materia muy sexy, muy chula, que ayuda a enseñar muchas otras cosas técnicas y a desmitificar ciertas ideas preconcebidas que tenemos en el cerebro”.
Sobre el trabajo desarrollado en el club, Botas explica que ya la primera semana se realizaron piezas en 3D. “Un grupo de alumnos”, recuerda, “quería demostrar que los objetos de distinta masa caen a la misma velocidad, fue muy chulo y aprendieron a programar haciendo eso; una chica desarrolló un despertador para sordos, y se abordaron cuestiones como obtener el posicionamiento de jugadores de baloncesto en una cancha, para lo que se diseñó una maqueta de pabellón inteligente, que cuenta con canastas, distribución de jugadores u ocupación del recinto”.
Botas asegura que están estudiando la expansión de esta idea desde un punto de vista empresarial. Hasta ahora trabajaba de mano del centro de formación Trainnova, que ejecutó el curso. “Ellos consiguieron venderlo al Concello y ahora la idea es seguir y para ello trabajaré con otra firma, ya que ellos no pueden seguir”, señala. “Se pretende constituir una academia”, añade, “y eso implicaría que las familias pagarían una cuota y luego dentro de la academia se organizarían cursos que ayudarían a financiarla”, explica.
Inicialmente, el proyecto no se quedaría en Pontedeume, “pero tampoco pensamos en desembarcar en Ferrol o Coruña, porque entendemos que tienen una masa crítica importante porque ya hay un modelo de negocio similar activo: la idea es ir a pequeñas poblaciones, crear una red de centros de innovación en Ares, Pontedeume, Mugardos, Neda o Fene, entre otros, y que puedan generar proyectos en conjunto como pequeñas competiciones”, explica Botas. Una de ellas podría ser la creación de un circuito para ver qué grupo hace un robot que lo recorra en el menor tiempo posible.
Horizontec contó con financiación municipal, pero su expansión por la comarca ya sería una iniciativa empresarial: “Es que es la única forma de que se sostenga”, asegura Botas. Considera que “para generar algo necesitas estabilidad económica, que no te aportan las subvenciones, si hay que pagar a un empleado hacen falta condiciones óptimas y estamos estudiando tres vías de financiación a través de familias, empresas y pública”. Y es que Botas dice que “hay empresas del sector naval que nos dicen que no encuentran trabajadores con un perfil técnico que sepa inventar algo”, y ahí entran ellos.