“Cuando me contrataron estaba embarazada, hoy esto es casi impensable”

“Cuando me contrataron estaba embarazada, hoy esto es casi impensable”
María del Carmen Tuñoz Vanesa Cebreiro

Ser titulada universitaria, incluso de una carrera técnica, no es hoy nada extraño, pero para eso tuvo que haber una pionera, que en el caso de Ferrol y de la Escuela de Ingeniería Técnica Naval fue María del Carmen Tuñón Álvarez. Su trayectoria no habrá sido fácil y aun así cree que ahora es todavía peor y que se ha retrocedido en los derechos de las mujeres. El Concello la homenajea este año, el día 8 de marzo.

¿Cómo  optó por estudiar Ingeniería Técnica Naval?
Mi padre era marino y mi abuelo también. Abrieron la escuela en Ferrol, en el Concepción Arenal, y como había tradición marinera y me gustaban las ciencias me decidí a empezar. Éramos unas trece mujeres aunque casi todas abandonaron ya al momento, en el trimestre, y quedamos otra y yo de las que empezamos. El primer año había unos 500 matriculados, era gente muy preparada y el nivel era bastante alto.

Y fue finalizar la carrera y empezar a trabajar.
La última asignatura debería haberla aprobado en junio del 71, pero me casaba en julio y no me examiné hasta enero. Tan pronto como hice el examen y me dijeron la nota, un siete, a los dos o tres días ya empecé a trabajar en Astano, en el departamento de Armamento Anticipado, donde estuve tan solo unos meses que me sirvieron para ver cómo se construía un barco “in situ”, no en libros.

¿Y cuál fue su trayectoria profesional?
Después de algunos meses en mi primer puesto, quería saber más y se lo dije a mi jefe. Me explicó que iban a ampliar el departamento de proceso de datos y que traían un ordenador muy bueno. Entré entonces en Proceso de datos y gestión de la información, a trabajar con el IBM. Era la época en la que se iba a botar el “Arteaga”, un hito en la construcción naval, y en ese año entró mucha gente a trabajar. Después de esa botadura el astillero pasó a ser del INI mayoritariamente y dejó de ser privado.
Este departamento controlaba casi todo lo que se hacía en Astano, porque allí estaba toda la información y allí pase la mayor parte de mi vida laboral. Después, con la reconversión, se externalizaron estos servicios, y se contrataron paquetes informáticos. Hasta entonces nosotros éramos los programadores.
Mi última etapa la pasé en I+D+i hasta la prejubilación, en 2005. Ahora, en tres meses me jubilo –cumplirá 65 años en el mes de abril–.

Toda una vida entre hombres, ¿cuál era el trato, ha percibido discriminación?
Nunca fui predispuesta a que me trataran distinto, porque en mi casa no hacían diferencias a la hora de estudiar, es más, nos obligaron porque esa era la herencia de la familia, que todos estudiásemos. Aunque los dos primeros días nos sentaron a las mujeres en la primera fila, después enseguida fuimos todos iguales tanto para los profesores como para los demás alumnos.
En el ámbito laboral tampoco he visto nunca un trato distinto. Muchos de los compañeros lo habían sido ya en la carrera y otros eran mis propios profesores de entonces. En aquella época, los profesores de Naval era gente de Astano y Bazán. De hecho,  mi primer jefe fue uno de mis profesores. La única diferencia que se podía ver con respecto al trato con los hombres podía ser la cortesía, pero nada más.

Después de toda su vida trabajando, cómo afronta la jubilación?
Ya con la reconversión tenía un pie aquí y otro allí, por eso estábamos deseando irnos, no teníamos futuro, después de pasar muchos años con ganas de trabajar. Desde que me prejubilaron me dedico a la tierra –reside en Maniños–, a mi huerta y a mis conservas...

¿Cómo ve, ahora ya desde fuera, la situación de Astano y del naval?
Son momentos muy difíciles y veo la cosa muy mal. Creo que toda la facilidad que tuve yo al entrar en Astano y los logros de las mujeres están dando marcha atrás. Yo cuando entré en Astano estaba embarazada, y se me notaba mucho, hoy hemos dado  marcha atrás y que te cojan en un puesto de trabajo embarazada parece casi impensable.

Y pese a haber pasado tantos años, ¿por qué el número de mujeres sigue siendo bajo en carreras técnicas?
Creo que por costumbre. Se sigue inculcando regalar un barco o un camión a un niño y a una niña una muñeca. No es por discriminación sino por gustos que se han ido forjando.
¿Cree que en algún momento dejará de celebrarse el Día de la Mujer?
Siempre está bien recordarlo mientras no haya igualdad, que se valore de vez en cuando que ahí estamos las mujeres.

Usted tiene un hijo y una hija, ¿cómo ve ella que la homenjeen en el Día de la Mujer?
Ahora todo está muy mal. Ella es química y trabaja de topógrafa, diez meses aquí, diez meses allí.... Me dice que yo tuve mucha suerte. Visto ahora lo parece,  pero cuando yo estaba trabajando, nadie se acordaba de mí cuando me levantaba a las seis de la mañana durante toda la vida. No me regalaron nada pero ahora todavía es peor. n

“Cuando me contrataron estaba embarazada, hoy esto es casi impensable”

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