Uno de los mayores quebraderos de cabeza del sector comercial es tener que enfrentarse continuamente a intentos de robo y estafa. Si bien la criminalidad en Ferrol es relativamente baja y el pago con tarjeta ha dificultado bastante estas prácticas, éstas se resisten a desaparecer, como bien pudo comprobar esta mañana un emprendedor del barrio de A Magdalena.

En este caso se trató de una estafa con el método del cambio de billetes, mediante el cual se intenta pagar un producto de precio reducido con una cantidad de dinero mucho más elevada para, posteriormente, tratar de “liar” con la vuelta al comerciante para al final recibir más de lo que se le había entregado. Estos engaños, harto comunes en el sector, son muy similares a los que emplean billetes falsos, como los detectados el pasado mes de febrero en Canido, en tanto que se trata de confundir al dependiente con una mezcla de urgencia e incomodidad para sacar adelante la estafa.

Así, como relató Joel Padín, dueño del establecimiento Desexos de la calle Real, en su caso la presunta criminal, una mujer rubia de 1,72 metros ataviada todo de negro, trató de pagar primero par de pulseras “para sus dos hijas” y luego un llavero –fingió perder interés al no tener “sus iniciales”– con un billete de 100 euros. “Valía cuatro euros, así que yo le di 96 de vuelta”, relata Padín, señalando que, tras el intercambio de dinero, la mujer le pidió más cambio. En ese momento tuvo lugar el engaño, dado que en el intercambio de dinero, la criminal se las apañó no solo para recuperar sus 100 euros, sino también para hacerse con 50 más.

Al olerse que algo no iba bien, el comerciante, al tiempo que la estafadora abandonaba la tienda, comprobó el dinero en la caja y las cámaras de seguridad, descubriendo que efectivamente, había sido robado. Desafortunadamente, pese a haber pasado tan solo un minuto, la mujer no pudo ser localizada –Padín estima que posiblemente tendría un cómplice en un coche esperándola–.

No obstante, tras comentarlo con los gerentes de otros establecimientos del barrio, la víctima descubrió que la mujer había intentado, si éxito, la misma maniobra minutos antes en la tienda Mimomimovil, situada en la misma calle. De este modo, el relato de la dependienta de este local envuelta en esta situación es idéntico al de Padín: la misma mujer trató de adquirir un artículo de bajo precio con un billete de 100 euros. Por fortuna, la política de este comercio es la de no aceptar cantidades tan elevadas para estos productos, por lo que, tras ofrecerle la posibilidad de pagar con tarjeta, la presunta estafadora rechazó el ofrecimiento y abandonó a toda prisa el local.