Cincuenta años de la muerte del sereno del Ensanche Manuel Bereijo

Cincuenta años de la muerte del sereno del Ensanche Manuel Bereijo
Germán Pérez y otros familiares en el lugar del crimen | jorge meis

Ayer se cumplieron 50 años de la muerte en plena calle República Argentina del que era el sereno de la zona del Ensanche, Manuel Bereijo. Su asesino, un joven delincuente que tendría ahora la edad de la víctima en su día, fue detenido al día siguiente, cuando descansaba en su cama. Confesó haber participado en un robo y haberse ido de copas con unos amigos. De regreso a su casa se topó con el vigilante que le recriminó el ruido que estaba haciendo con unas latas y esto propició el ataque al sereno, al que golpeó con un tablón en la cabeza, dejándolo muerto en plena calle.

Jose Chao Rego, cura de Santa Marina y amigo de la familia, visitó en su día a los padres del asesino, para ser portador de palabras de perdón, compresión y de consuelo. Después de estos hechos parece ser que la familia o el propio asesino ha ido a pedir perdón en alguna ocasión a la puerta de la viuda.

Ayer, uno de sus nietos, Germán Pérez, llamaba la atención ante los números 11 y 13 del vial que vio morir a su abuelo, sobre el hecho de que nunca se le hizo un reconocimiento público a este sereno pese a que se encontraba en el cumplimiento de su trabajo de vigilante. Por eso, la familia se ha dirigido de nuevo al Concello para reclamar un homenaje y se muestra indignado por no haber recibido respuesta alguna.



Dar nombre a una calle


“Estamos totalmente indignados e sorprendidos pola indiferencia e falta de respeto (non so á familia, senón principalmente á persoa asasinada) por parte das autoridades políticas e representantes municipais de todas as formacións políticas, ignorando a petición de recoñecemento público no 50 cabodano do seu asasinato en acto de servizo”, explicaba ayer Germán Pérez.

Este familiar ya se puso en contacto con el Concello para hacer llegar esta solicitud el pasado mes de noviembre pero no recibió respuesta cuando lo único que solicitaba, explica, era “que quede na memoria de Ferrol e todos os cidadáns un feito triste e penoso, sufrido por unha persona que estivo velando polo seu benestar e seguridade”. Por eso, reclama que se le dedique a su abuelo el nombre de la calle que lo vio morir “en defensa do benestar e coidado dos seus veciños, quedando na historia de todos e especialmente dos ferroláns”. 

Cincuenta años de la muerte del sereno del Ensanche Manuel Bereijo

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