El comienzo de la campaña de extracción de zamburiña se demorará, al menos, unas semanas más. El motivo es el mismo que impidió que el banco –la parte más productiva se concentra principalmente en la zona II, la más interna de la ría–, es decir, unos niveles excesivamente altos de toxina PSP, la principal amenaza de este bivalvo.
Desde mayo, las cofradías interesadas, que son las tres de la ría, pues todas ellas tienen barcos con arte de rastro de vieira –ocho Ferrol, tres Barallobre y dos Mugardos, los mismos que pueden recolectar vieira–, enviaron muestras para su análisis al Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia –Intecmar–, pero desde el principio los resultados fueron muy parecidos. En este caso, además, se dieron concentraciones especialmente altas de esta biotoxina, con la particularidad de que, como le pasa a otros bivalvos como el mejillón, la zamburiña es una especie a la que le cuesta más que a otras depurarse de toxina.
Después de varias semanas, los pósitos han optado por abrir un paréntesis en el envío de muestras de zamburiña para analizar a los laboratorios de Mar y, de hecho, probablemente hasta la semana que viene no se recojan más. Se está constando un descenso progresivo, pero muy lento, y, de hecho, el último resultado que testó el Intecmar se corresponde con el martes de la semana pasada. Si el límite de seguridad que fija la legislación está en 800, la muestra arrojó unos valores por encima de los 1.100, es decir, todavía muy lejos.
Para el sector, la toxina supone un contratiempo porque, después de completar este año una buena campaña de vieira, la más importante en términos de capturas de la historia de los pósitos –desde que se recuperó como especie comercial a comienzos de la década pasada–, esperaba que la zamburiña siguiese por los mismos derroteros.
Además, los profesionales de la ría de Ferrol cuentan con un factor diferencial a su favor, como es el hecho de que se trata del único banco natural de toda Galicia.
En los últimos años, la inmensa mayor parte –por encima del 90%– de las ventas en lonja se hicieron en las rulas locales, con un volumen que se situó entre los 8.000 y los 9.000 kilos.