Camiño do Pozo

Camiño do Pozo

Una perspicaz lectora de esta colección de artículos que tratan de estudiar la nomenclatura –actual y anterior- del callejero ferrolano, me señala amablemente que la ciudad no la forman solamente las calles y plazas céntricas en las que están ubicados los edificios públicos más notables; también forman parte de ella otras más modestas que no tienen apenas repercusión mediática salvo en momentos puntuales, generalmente tristes. Tras agradecerle el honor que me dispensa al prestar atención a mis trabajos, le respondí que estoy en total acuerdo con ella; tal es así que, a diario, en mis paseos que me llevan a visitar rincones poco conocidos, voy tomando nota de lo que encuentro más destacable, y el artículo de hoy es buen ejemplo.
Probablemente, a más de un lector le habrá costado situarlo con precisión. Yo lo localicé buscando un pazo inexistente. Me explico: tengo una extensa colección de planos y mapas de Ferrol (la mayoría fotocopias), incluyendo esos de colores que regalan en las oficinas de turismo, bibliotecas, etc.; pues bien, observando en uno de ellos la zona de San Juan de Filgueiras, detecté en el plano una pequeña vía que estaba señalada como Camiño do Pazo. Naturalmente, me pregunté a qué pazo podía referirse y decidí que la mejor manera de averiguarlo era dirigiéndome allí. 
Desde la Plaza de España, comencé a caminar hacia Narón por la Estrada de Castilla; pasado Fajardo, giré a la izquierda al llegar a la rúa Mestre García Niebla. Al pasar el puente sobre las dos vías férreas –la de ancho normal y la de vía estrecha- y llegar a San Juan, a la derecha por la rúa Souto para encontrar, a la izquierda, poco más tarde, el comienzo de la  calle que buscaba, pero que ¡oh sorpresa! no se llama Camiño do Pazo sino Camiño do Pozo, según podía leerse claramente en el rótulo. El comienzo de la calle (en la rúa Souto, como queda dicho) está enfrente de una casa allí conocida como la casa do cura. 
Me agradó la calle, corta –de unos ochenta metros– orientada de sur a norte (más preciso sería decir de SSE a NNW), se respiraba tranquilidad; a un lado solamente dos chalets y un solar y al otro, cinco o seis casas. Seguro que por la noche puede verse el cielo estrellado con facilidad, lejos de la contaminación lumínica del centro de las ciudades. Que la calle tiene carencias y deseables mejoras, es fácil suponerlo, pero no voy a reflejarlas aquí porque sería desvirtuar el objetivo de esta Sección.
Del negociado de Estadística del Ayuntamiento de Ferrol obtuve la confirmación de que el nombre correcto era Pozo y no Pazo, y acudí a la oficina de la Asociación de vecinos de San Xoán-Bertón tratando de conocer el porqué del nombre; quiero, en primer lugar, agradecer públicamente la atención y amabilidad que me dispensaron las varias personas que estaban trabajando en el local en aquel momento, incluyendo al presidente de la asociación. Tras unas llamadas de teléfono, se confirmó lo que parecía lógico. 
La calle es parte de lo que en el pasado –aunque no muy remoto– era un camino que se seguía para llegar a un pozo y a un lavadero público, hoy desaparecidos. En el llamado primer mundo, el agua corriente en el hogar y las modernas máquinas lavadoras han convertido en recuerdo aquellas obligadas reuniones femeninas en los lavaderos públicos.
Además de eso, una fotografía actual de la zona que estamos visitando y otra del mismo lugar, de hace cincuenta años, contrastan visiblemente que no solo el pozo y el lavadero sino muchas otras pequeñas cosas han quedado enterradas al construirse las modernas autopistas.
Que la calle llamada Camiño do Pozo es también un documento urbano, vivo, del pasado, queda claro observando otra curiosidad: los números de las casas, que, como hemos dicho, no llegan a diez, tienen, sin embargo, unos números que resulta curioso ver: 87, 93, 95, etc. 
Me gustaría que continuara así. Volveremos pronto a San Xoán.
 

Camiño do Pozo

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