El PP cree que el cambio político en España está ya en marcha y en su XXV Interparlamentaria la formación y sus presidentes autonómicos se pusieron la meta de ampliar el poder territorial en las elecciones de mayo, teñir el mapa de azul, como “escalón” para una victoria de Alberto Núñez Feijóo frente a Pedro Sánchez. 

Decenas de dirigentes y parlamentarios del PP, con Feijóo a la cabeza, se dieron cita ayer en Toledo, en un encuentro con intervenciones en abierto, en las que el partido buscó desmontar al Ejecutivo de Sánchez, y con debate a puerta cerrada que pretende engrasar la maquinaria de la formación y coordinar el programa ante la futura cita electoral. 

En una de las plazas tradicionales del PSOE, donde Emiliano García-Page gobierna con mayoría absoluta, el principal partido de la oposición se conjuró para ganar en las urnas desde una máxima: todos los gobiernos socialistas pueden cambiar de signo político por mucho “anclaje y poderío económico” que tengan en sus territorios.

Este mensaje lo trasladó, con guiños al anfitrión y presidente del PP en Castilla-La Mancha, Paco Núñez, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, el más influyente de los barones populares y autor de una mayoría absoluta inédita en la que Génova se inspira para aspirar a una mayoría suficiente de Feijóo en Moncloa.

El PP solo se examina en dos comunidades, la Región de Murcia y la Comunidad de Madrid y espera despojar a Sánchez de nuevos territorios en unos comicios de carácter nacional y que marcarán el resto de la legislatura. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aseguró que su partido afronta las elecciones “más fuerte que nunca”.

Una teoría que comparte el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, quien aludió a la presencia de ministros en Galicia y a sus críticas a quien logró cuatro mayorías para retratar los aires de cambio.

Mirar hacia adelante
Rueda vaticinó que las delegaciones autonómicas darán “muchas alegrías” a Feijóo, a partir de las elecciones de mayo, alegrías en forma de multitud de alcaldes y presidentes autonómicos que ganarán los comicios.

Todo dentro de un PP que “se mantiene cohesionado y mira hacia adelante” y conforma “gobiernos estables, que no se dejan llevar por la demagogia”; al igual que representa oposiciones que “tienen claro que pueden gobernar”. Mientras, el PSOE va “con orejeras” detrás del “mesías” para hacer “todo lo que dice”.

Feijóo comió ayer con sus barones en el marco de una cita  donde exhibió un PP “unido para ganar” frente a la “división interna” del Ejecutivo de Pedro Sánchez o el pulso de Macarena Olona al presidente de Vox, Santiago Abascal, señalaron fuentes populares.

Génova convirtió este cónclave en el pistoletazo de salida de la larga precampaña que se avecina en los próximos meses. Su objetivo es “teñir de azul España” y reconquistar nuevas plazas, un reto para que el reclaman un partido “unido” y “preparado”.

Esas fueron dos de las principales palabras –junto al “fin del sanchismo”– que más se repitieron en la primera jornada de la Interparlamentaria del PP. “Ante la política de la división, vamos a demostrar que somos un partido más unido, cohesionado y preparado para gobernar que el Gobierno que tiene”, dijo  la secretaria general del PP, Cuca Gamarra.