El Somozas vive una odisea en su viaje a las islas Canarias

A la espera de saber si se clasifica para los octavos de final de la Copa RFEF –al cierre de esta edición el partido que lo enfretaba al Panadería Pulido San Mateo todavía estaba en juego–, el Somozas no recordará con especial cariño el desplazamiento que realizó a las islas Canarias. La pérdida por parte compañía aérea contratada por la RFEF de buena parte del equipaje con el que la expedición somocense realizó ayer el viaje a Gran Canaria provocó que el partido se jugase más tarde de lo previsto –incluso se temió por su suspensión– y de una manera muy alejada de lo que sería ideal.

Con más de dos horas de retraso sobre lo que previsto –las 20.00– se puso en marcha un partido que estuvo cerca de suspenderse. La pérdida de 21 de los 24 bultos (tres con material del club y 18 mochilas, con el material indispensable para jugar, de los jugadores) que la expedición verdiblanca había facturado para desplazarse a Gran Canaria –no se permitió llevar equipaje de mano– fue la razón. Los integrantes de la escuadra somocense, de hecho, no dispusieron de camisetas –prenda prestada por el equipo local– ni, sobre todo, de botas –gasto del que se hizo cargo la RFEF para poder jugar en virtud de una normativa a pesar de que el Somozas no estaba del todo de acuerdo–.

Además, las malas condiciones meteorológicas que se registraron ayer en la isla de Gran Canaria hicieron que el terreno de juego sobre el que se disputó el partido –un Municipal de San Mateo de hierba artificial– estuviese en unas condiciones bastante malas. Todo ello hizo que, además de los problemas derivados del hecho de no jugar con su propio equipamiento, el riesgo de lesión creció exponencialmente.

En vista de todos estos inconvenientes, el club grancanario decidió que la entrada al partido fuese libre. Los espectadores que se dieron cita en el campo insular, después de la incertidumbre que hubo antes del enfrentamiento, pudieron ver de esta manera un partido lleno de sobresaltos.